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La física de partículas, el periodismo ridículo y un bisabuelo asturiano

La carencia de formación y filtros arruina, con demasiada frecuencia, la credibilidad científica de los medios

La física de partículas, el periodismo ridículo y un bisabuelo asturiano

Y como si fuese una prueba eliminatoria de Top Chef, compóntelas para armar con los tres ingredientes del título una receta comestible, un artículo legible. Voy por orden cronológico, quizá así llegue a algo.

Sábado: escucho en los telediarios (de varias cadenas) que se "descubrieron partículas de energía en las pirámides de Giza". Sobrevivo: la noticia me coge sentado y sin el bolo alimenticio en tránsito por lo que gestiono bien el ataque de risa. El concepto "partícula de energía" es tonto a más no poder. Todas las partículas, mucha o poca, tienen energía. "Tienen" no "son de". Ejemplo: "descubiertas en un colmado lentejas de precio". Y sigue el locutor (cambiando la inflexión de su voz del modo bizarro "anuncio de Premio Nobel" al modo confidente "entradilla de Cuarto Milenio"): "podría quedar desvelado el secreto de la construcción de las pirámides". "Ooootra vez", diría Forrest Gump. Parece que todo hallazgo arqueológico al Este del meridiano 0 tenga que "descubrir el secreto de las pirámides". Entra un frente frío por Galicia y Messi se deja fotografiar con un balón dorado que le regalaron (se ve que no tenía). Me distraigo con eso y olvido el tema egipcio.

Domingo: la edición digital de varios grandes diarios recoge de nuevo la noticia científica. Mismos términos: "partículas de energía", "secreto de las pirámides"? nada nuevo hasta aquí, pero ahora veo que es noticia de agencia y añaden que las partículas "encontradas" son muones. Soy un tipo con suerte, la re-anunciación vuelve a pillarme sentado y merendado. ¡Muones! ¡Descubiertos muones en la Gran Pirámide! Si no fuera indignante sería gracioso. Los muones son partículas subatómicas, ciertamente exóticas pero bien conocidas por la ciencia. Son, es verdad, partículas con alta energía y fuerte poder penetrante en la materia. La noticia vuelve a dar a entender que los investigadores abrieron algún tipo de boquete en la pirámide y encontraron allí dentro muones. ¿Tal vez olvidados por los constructores? ¿Tal vez sobrantes de tan colosal obra? ¿Conocían los arquitectos del faraón la física de partículas o hay (ooootra vez) extraterrestres implicados?

Lunes: la edición impresa de los periódicos (incluido éste) sigue con el "timo piramidal" de la agencia de noticias. No cambia una coma respecto a lo leído el día anterior y escuchado el anteanterior: "partículas de energía", "muones en Giza"? Pido a un alumno que lea la noticia y luego me la cuente. Lo que suponía: "los arqueólogos encontraron muones en algún hueco como quien encuentra medio saco de cemento olvidado en una obra". Le explico que los muones se forman en la estratosfera como consecuencia del impacto de los rayos cósmicos con los átomos de la atmósfera (o en su defecto como resultado de choques superenergéticos en los colisionadores de hadrones). Y lo peor: los muones tienen una vida media en el rango de los microsegundos (millonésimas de segundo). Luego desaparecen tras haber viajado a altísima velocidad durante su fugaz existencia. ¿Muones quietos como guijarros durante 3000 años en el interior de?? Ridículo.

Martes 19: dejo constancia escrita de mi amargura. Si fuese listo no me indignaría con estas cosas, pero me superan el desprecio y la ignorancia con que se acostumbra a divulgar ciencia, la falta de rigor y de filtros, de escrúpulos para retorcer la verdad buscando titulares ruidosos. Rastreo las fuentes de la noticia y compruebo que simplemente han analizado el flujo de muones cósmicos a través de la pirámide de Keops de modo no muy distinto a cómo usan los médicos los rayos-X, las resonancias o los escáneres. Como los muones son muy penetrantes resultan idóneos para escrutar grandes moles e indagar sobre su estructura interna y, llegado el caso, averiguar pautas de construcción y estrategias arquitectónicas.

¿Gran novedad mundial? Ni siquiera: ya en 1955 se usaron medidas de atenuación de muones para conocer el espesor de la nieve en las montañas. Y en 1969 el científico estadounidense Luis Walter Álvarez usó muones para estudiar la pirámide de Kefrén (posteriormente se empleó la misma técnica en la Pirámide del Sol de Teotihuacán). Así que esta noticia (pongo muy en duda que merezca tal nombre) no solo se nos ofrece del modo más cutre sino que los huesos de su esqueleto, sus "qué", "cómo", "dónde" y "porqué" no pasan de simple repetición de una teoría y una praxis ya conocidas y largamente usadas. De verdad, cualquier día desayunamos con el anuncio de que se han descubierto sílabas en El Quijote.

Luis Walter Álvarez (hijo de Walter Álvarez y nieto de Luis Álvarez) recibió el Premio Nobel de Física en 1968. Contribuyó a la Física de Partículas con su invención de la cámara de burbujas de hidrógeno, desarrolló un sistema de aterrizaje de aviones sin visibilidad, dirigió la construcción del primer acelerador de protones y formó parte del Proyecto Manhattan para la fabricación de la primera bomba atómica. Pero se hizo globalmente famoso por formular junto a su hijo (Walter Álvarez de nuevo) la teoría de la extinción de los dinosaurios por el impacto de un meteorito en el Cretácico, hace 65 millones de años. Juntos encontraron por todo el planeta trazas de Iridio, elemento frecuente en asteroides pero muy raro en La Tierra. Este sedimento anómalo sirvió para avalar su hipótesis hoy mayoritariamente aceptada. Todos ellos, cuatro generaciones de Álvarez, fueron magníficos científicos que destacaron en Medicina, Física, Química y Ciencias Naturales.

Pues hete aquí que el fundador de la saga, el mencionado Luis Álvarez, nació en Salas, habiendo emigrado a Cuba con solo 13 años y desplazándose luego a Estados Unidos donde estudió y ejerció la medicina al más alto nivel.

Generación tras generación los Álvarez mantuvieron y transmitieron un vínculo emocional con nuestra tierra. Cuando en cierto acto de homenaje tras la concesión del Nobel Luis Walter fue consultado sobre la música que deseaba acompañase la gala, solicitó que fuese "Asturias", de Isaac Albéniz.

Aquí está la conexión asturiana, el tercer ingrediente prometido de este guiso. He cumplido, buen provecho.

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