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Poeta

"Sólo se crea a través de lo que consideramos error"

"Los poemas de Conjuros y cantos surgen de un estudio sobre la tradición del hechizo; es el libro de la comunidad utópica de La otra genealogía"

"Sólo se crea a través de lo que consideramos error" ÁNGEL GONZÁLEZ

Sara Torres (Gijón, 1991) ha irrumpido en la joven poesía española con una voz original, distinta, de insólita madurez para su edad. Obtuvo el premio "Gloria Fuertes" con La otra genealogía y acaba de publicar Conjuros y cantos, que presentó en Barcelona el pasado día 15. Es filóloga que estudia cursos de posgrado en Londres. Ha disfrutado también de una residencia en la Fundación Antonio Gala.

-¿Qué es "Conjuros y cantos"?

-Surge de un estudio sobre la tradición del hechizo en distintas culturas, que incluye conjuros y nuevas tradiciones paganas. Me planteaba qué tiene un texto para ser un hechizo y el uso performativo del lenguaje, cómo hacer cosas.

-Bueno, al fin y al cabo, es lo que pretende la poesía...

-Sí, del hechizo al poema; entender cómo el poema tiene esa capacidad para cambiar cosas.

-¿Qué diferencias hay entre "Conjuros y cantos" y su anterior libro "La otra genealogía"?

-En esa entrega trataba de abrir un mundo imaginario, simbólico, de lo posible, con una isla y un mundo de mujeres. Pues, siguiendo esa escritura de los mundos de lo posible, "Conjuros y cantos" podría ser el libro que se utiliza en esa isla , en esa comunidad utópica. Un libro que tiene un peso en las celebraciones y en las emociones, que es la referencia en esos tránsitos del amor, la enfermedad, la muerte. Sería el libro al que se recurre cuando necesitamos decir algo de manera especial.

-El libro sagrado de la tribu...

-Sí, algo así.

-¿Por qué empezó a escribir poesía?

-Nunca he sabido muy bien cómo responder a esa pregunta. Todos tenemos tendencia a crear un relato sobre nuestra personalidad para justificarnos, digamos, en modo heroico. Me recuerdo siempre escribiendo, pero todos los niños escriben y dibujan, juegan con el lenguaje. Uno empieza a hacer un uso poético del lenguaje desde que empieza a hablar, seguramente. Otra cosa es que el entrenamiento que me enseñó que el verso era un contenedor de esas pulsiones fue en el colegio.

-¿Qué supuso obtener el premio "Gloria Fuertes" de poesía joven?

-Bueno, la posibilidad de existir para los otros. Los premios te permiten entrar en contacto con otras personas que trabajan en lo mismo. Me acercó a los lectores, que es lo principal.

-¿Escribía desde la soledad o tenía contacto con otros poetas y grupos literarios?

-Me presenté al "Gloria Fuertes" porque me lo recomendó Alba González Sanz. En la Universidad de Oviedo entré en contacto con el grupo de la revista "Hesperya". Allí estaban Alba o Laura Casielles, entre otras personas. Alba tiene siempre una delicadeza muy especial para enseñarte las vías por las que hacer tu trabajo.

-En "La otra genealogía" hay una evidente intención de explorar los límites del lenguaje...

-Hacer una escritura de los límites revela siempre una imposibilidad. Vas erosionando el lenguaje hasta llegar a algo que no puede ser comprendido o que puede ser comprendido y que, por tanto, contiene los límites de lo que quieres erosionar. Para entendernos, necesitamos ciertas herencias. Por mucho que deconstruyas, y nos pasa a muchos, hay un punto en el que te preguntas, ¿y después qué? Yo no he llegado tan lejos.

-¿En "Conjuros y cantos" sigue esa línea?

-Sí, incluso de manera más agresiva, pero mi manera de tensionar el lenguaje no ha llegado todavía al silencio. Más bien he tratado de buscar un nuevo significado a través del exceso. Lo que hago en "Conjuros y cantos" es mutar las imágenes, una y otra vez, hasta que se alejan del punto del que partían. Mis libros son todavía muy figurativos, porque aún uso personajes y formas que ayuden a imaginar escenarios. El territorio de la isla y del conjuro ayudan a dibujar un paisaje que me permite hablar. Es libro de personajes raros, truncados, que no cumplen la norma. El error es la fuente de creación absoluta.

-¿Por qué lo dice?

-Sólo creamos a través de lo que muchas veces consideramos error. Intento reproducir algo, pero como nunca las cosas son idénticas se produce un truncamiento que genera algo nuevo.

-¿Los buenos poetas lo acaban siendo porque traicionan, consciente o inconscientemente, a los poetas que admiran, como decía Bloom?

-Exacto, es el truncamiento. En "Conjuros y cantos" creo que se acelera esa cadena de truncamientos. Voy encadenando errores, imprecisiones. Utilizo juegos de palabras y hay poemas en los que recurro a estructuras de hechizos antiguos.

-¿Recurre a estructuras rítmicas habituales?

-Quizás haya alguna, sin pretenderlo, pero no están de manera consciente. Lo que me gusta es romper las cadenas de ritmos e imágenes.

-¿Qué poetas la han influido?

-Tengo clara la de algunas autoras, como Djuna Barnes; textos que te fascinan porque son imposibles de replicar, excepciones. Hay una poeta, Laia López Manrique, que también tiene esas estructuras iluminadoras, o Lola Nieto. Y está mi aprendizaje con Alba González Sanz, Laura Casielles o Sofía Castañón, con las que me siento muy identificada desde el lado humano.

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