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Música

Los festivales son para el verano

Los ciclos estivales crecen en nuestro país con la ópera como principal aliciente

El periodo dorado de los grandes festivales europeos se desarrolla entre los meses de julio y agosto. Todos los países apuestan por una fórmula que aúna las grandes disciplinas artísticas y en las que la música es la reina absoluta. En la España precrisis se había conseguido una cierta equiparación al resto de Europa, no en presupuesto, sino en la búsqueda de estándares de calidad homologables a los ciclos del continente. Sin embargo, el maremoto de la recesión se llevó algunos por delante y a otros los dejó con serios problemas. Afortunadamente , aunque todavía no han vuelto los que desaparecieron -la destrucción de los procesos culturales provoca daños que tardan años en revertirse- los más sólidos están despegando con fuerza creciente.

En la cornisa cantábrica, Santander y San Sebastián mantienen su impulso sinfónico y es la ciudad vasca en la que más destaca el ámbito lírico con una versión semiescenificada del mozartiano Don Giovanni y obras sinfónico corales como La Pasión según San Mateo de J. S. Bach -también en el Festival de Santander- dirigida por sir John Eliot Gardiner y un monumental cierre -que promete reunir a más de seiscientos músicos con motivo de la capitalidad cultural- con el Te Deum de Berlioz. En Santander es interesante destacar la apuesta por un programa doble integrado por la tonadilla escénica "El Pelele" de Julio Gómez y la parodia "Mavra" de Stravinski, además de recitales de María José Montiel o de Philippe Jaroussky, cantante que también estará en Granada donde acaba de cantar, en el festival en curso, Juan Diego Flórez.

La ópera es protagonista absoluta en el Festival de Perelada en Gerona. Turandot de Puccini encabeza un cartel en el que también hay voces del prestigio de Sondra Radvanovsky, Eva-Maria Westroek, Marcelo Álvarez, Leo Nucci o Carlos Álvarez. Pero no se agotan ahí sus propuestas líricas que también incluyen propuestas encabezadas por Xavier Sabata u Olga Peretyako, entre otros.

A San Lorenzo del Escorial regresa la exitosa versión que Albert Boadella realizó del Don Carlo de Verdi el año pasado con nuevo reparto. Todo ello conforma un tejido que se va consolidando, tras varios años de retroceso. Si la lírica regresa a nuestros festivales es una señal muy positiva de su recuperación porque es, de lejos, el espectáculo que requiere de un mayor presupuesto. A ver si estos brotes verdes germinan y en próximos años se tiende a una normalización progresiva.

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