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Una ciudad volcada con la música

Bogotá es, a día de hoy, una de las capitales iberoamericanas de mayor efervescencia cultural. Esto se plasma en un sinfín de ciclos de todo tipo -literarios, de artes plásticas, musicales...- que llenan de actividad a una ciudad en la que el afán de reafirmación cultural ha encontrado en la música el perfecto vehículo expresivo. Cuenta con aliados esenciales que están consolidando de manera rápida un turismo cultural que, sin duda, seguirá creciendo en los próximos años. Un patrimonio cultural muy relevante -con un barrio colonial, La Candelaria, lleno de hermosas iglesias barrocas coloniales, y edificios civiles de impecable factura y muy cuidados- o una apabullante red de museos a los que se unen una gastronomía fabulosa capaz de recuperar la tradición y apostar por la innovación son puntales que refuerzan los diversos festivales que aglutinan la actividad cultural.

La música es la gran apuesta que la ciudad está fijando como motor de exportación y, a la vez, captador de recursos. Desde 2012 pertenece a la red de ciudades creativas de la UNESCO precisamente con la música como estandarte. Está concebida como una herramienta de progreso socioeconómico y de fomento de la diversidad cultural. A lo largo del año se articulan diferentes ciclos de jazz, pop o rock con la música clásica, la ópera y la zarzuela en la cumbre, y varios teatros y auditorios ofreciendo programaciones de primer nivel. De hecho, estos días, el teatro Colón tenía en cartel la zarzuela "Cecilia Valdés" y dirigiendo a dos de las orquestas sinfónicas bogotanas estaban el maestro chileno, tan vinculado a Asturias, Maximiano Valdés y el italiano G ianluca Marcianò que en diciembre dirigirá "Andrea Chénier" en el teatro Campoamor. La apuesta de Ayuntamiento de Bogotá por la música es firme, decidida, y los resultados de la misma son tangibles e invitan a redoblar la apuesta.

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