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Arquitectura

Deconstrucción crítica

Lorenzo Rocha analiza la derogación del papel del arquitecto

Ya han pasado cuarenta y cinco años desde la demolición del conjunto de viviendas racionalistas de Pruitt-Igoe en San Louis de Missouri de Minoru Yamasaki, que los historiadores (Jenks) toman como la "muerte del movimiento moderno". Y además, la destrucción de las torres gemelas (2001) (que precisamente eran obra también de este americano-japonés), generó una convulsión en la manera de afrontar la arquitectura y su valor icónico. Hemos comentando otras veces que la participación ciudadana viene a ser la justificación de toda intervención arquitectónica en muchas de las propuestas actuales. Para darnos un marco teórico al respecto acaba de publicarse el libro Arquitectura crítica. Proyectos con espíritu inconformista ,de Lorenzo Rocha, arquitecto y crítico mexicano. En realidad se trata del estudio de la derogación del papel del arquitecto como director de orquesta y del creciente interés, como decimos, de la opinión de los futuros usuarios, del reciclaje urbano y de los usos temporales de edificios obsoletos. El autor sostiene que se debe de buscar el espíritu crítico de la obra arquitectónica en el pensamiento de su autor, no en sus volúmenes, colores, formas ni espacios. Hoy, dice, es más necesario cuestionar los programas previos a la construcción de los edificios que las especulaciones en torno a su imagen. Vamos, que a veces es mas importante cómo se plantea el problema que la solución misma. Es suspicaz cuando suscita si los arquitectos hacemos edificios para la gente o tan solo para otros arquitectos...

Rocha, para mostrar está importancia de las rupturas con lo establecido, es decir del inconformismo que viene en el título del libro, toma como ejemplos a Le Corbusier, a Giancarlo di Carlo, a la pareja Lacaton y Vassal, y al penúltimo Pritzker, el chileno Alejandro Aravena.

Le Corbusier, quizá la parte menos interesante por más conocida por todos, resalta por su ruptura con el academicismo y las beaux-arts para crear un nuevo lenguaje. Pero es este un lenguaje impositivo, creado para lo que llama "el hombre promedio". Va contando además de sus escritos y lemas más pregnantes, su implantación en obras y su voluntad de introducir los avances técnicos en la vivienda social. Viene a presentarlo como: Todo para el pueblo, pero sin el pueblo... Pero al final los usuarios de Pessac por ejemplo, fueron "customizando" las viviendas y paradójicamente ahora las compran bobos (bourgeois bohemes) y recuperan el L.C. original...

Giancarlo di Carlo es el arquitecto de la Universidad de Urbino, y destaca porque ya hace cincuenta años decía que la arquitectura debía de partir de la participación ciudadana. Suya es la frase: "La arquitectura es demasiado importante para dejarla en manos de los arquitectos..." Junto a Bakema, los Smithson, Van Eyck, Price...formó el llamado Team X de gran difusión entre 1953-61. Rocha analiza, además de la citada, otras obras como el Villagio Mateotti o la Colonia Riccione, donde se reúne con los trabajadores sin los directivos de la empresa que son los que promueven. Pero el libro duda si cuando un edificio se hace tan "a la medida" de sus usuarios, no tendrá al final peores posibilidades de adaptarse a nuevas situaciones.

Lacaton y Vassal, de quienes ya les hablamos en estas columnas, y concretamente de cómo, tras encargarles una placita de Burdeos, contestan a la administración que no lo harán porque está bien como está, que es lo que el libro califica como arquitectura de grado 0. Ya desde su Palais de Tokyo, una reocupación de un edificio del ´37 en París para fines artísticos que queda prácticamente sin acabados, representan una postura que se resume en: 1- evitar el dispendio, 2-evitar el determinismo funcional y 3- evitar el formalismo como fin proyectual. También actúan sobre torres sociales obsoletas que en vez de tirar, con el consiguiente gasto en desplazamientos de escombros, forran exteriormente con nuevos espacios que los hacen más competitivos para nuevas necesidades funcionales y enérgeticas.

Alejandro Aravena, aparece con sus viviendas sociales en las que propone que se entreguen sólo construidas a la mitad y abiertas en su otra parte para que las completen los usuarios cuando dispongan de medios mostrando su impronta. Me extraña que Rocha no cite a su paisana Tatiana Bilbao con proyectos de vivienda social auto-construible muy interesantes. De todos modos, ya hace muchos años en Oviedo, Vicente Guallart nos hablaba de "viviendas perfectibles" que el inquilino iba creciendo sobre una estructura previa a medida que disponía de medios. A pesar del carácter hagiográfico que despliega el libro, a Aravena le da un poco de "caña" por ser tan pro-menesterosos en sus conferencias y libros y luego hacer edificios sofisticados en Austin, Basilea o su Universidad Católica de Chile. Aravena dice que ese dinero que gana se puede dedicar a otros fines más altruistas...

El libro es pues una ventana que desde el pasado nos permite comprender aspectos del presente.

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