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El Sporting se derrama

Tras provocar de nuevo más ocasiones que su rival, dos errores defensivos le condenan ante el Betis

El Sporting en El Molinón está que lo vierte. Pero de verdad. Y lo derrama todo. No se queda con nada. Acumula méritos para acabar luego viendo que es el rival quien se lleva los puntos. De las dos derrotas consecutivas en casa, la de ayer, ante el Betis, fue quizá más dolorosa que la anterior ante el Valencia, porque llegó como consecuencia de fallos propios y no sólo por culpa del infortunio, que también lo hubo. Dentro de lo malo, no es mal síntoma el hecho de que, de nuevo, los rojiblancos dieran al portero rival la oportunidad de convertirse en el mejor jugador de su equipo.

COMO AYER

El Sporting-Betis de ayer recordó en muchos aspectos al que los dos equipos disputaron en el mismo escenario hace ocho meses en Segunda División. No sólo porque repetían muchos protagonistas sino porque, en grandes líneas, el desarrollo de los acontecimientos fue muy parecido. En ambos casos el Sporting marcó pronto y controló el partido durante el primer tiempo. También como en enero, la igualada del Betis llegó al comienzo de la segunda parte y en seguida, el mazazo de un segundo gol bético con un tiro desde fuera del área. La mayor diferencia estribó en que ayer el Sporting tuvo más y mejores ocasiones para, al menos, conseguir el empate. Descendiendo al detalle, los partidos tuvieron otro aire. Paradójicamente, el de Segunda se jugó a mayor ritmo que el de Primera. El mejor Sporting de ayer, el del primer tiempo, fue un equipo seguro de sí mismo, solvente y paciente. Lo mejor del Betis, que afloró en la segunda parte, fue la solidez de su juego, su control del campo.

EL GUAJE CROATA

Con respecto a la temporada pasada, el Betis se ha gastado una fortuna en mejorar el equipo y el Sporting ha tenido que recurrir a las buenas relaciones con los grandes clubes españoles para conseguir refuerzos. Ninguna novedad fue, con todo, ayer más llamativa que la de Halilovic, que en el primer tiempo jugó de media punta, cuando no, a veces, por detrás de los pivotes de su equipo y en la segunda, ya con bastante menos fuelle, se echó a la banda derecha. Cuando se movió por el centro, Pepe Mel, el entrenador del Betis le puso encima a N'Diaye, que le dobla en volumen. Mientras a Halilovic le respondieron las fuerzas, pudo con él y con todo. Cada vez que intervenía, iluminaba el partido. Estuvo en la jugada que terminó con un tiro de Jony al larguero y, sobre todo, en la del gol que firmó Carlos Castro. Y en combinaciones en corto o en largos cambios de juego, en regates y en apoyos. Luego se fue esfumando, aunque sin llegar a ser nunca irrelevante, pues fue capaz de dejar detalles fastuosos y, cerca del final, provocar una falta muy clara al borde del área que el árbitro no quiso ver. Este guaje croata invita a la fantasía. Y ninguna más tentadora que la de preguntarse hasta donde puede llegar. Aunque la pregunta más urgente es cuándo y cuánto puede ayudar al Sporting a sumar puntos.

CASTRO DE UJO

Pero si algún apellido marcó el partido fue el de Castro, presente en los dos equipos. Y lo marcó, no sólo marcando. Fue el caso del Castro sportinguista, Carlos, el de Ujo. Estuvo soberbio en la jugada del gol rojiblanco, llevándose a Westermann, tras el pase de Halilovic, por donde ningún central que se precie permite el paso, que es por adentro. Pues por ahí entró Castrín para clavar un remate inapelable al palo corto. Sería su mayor acierto en el partido. La mayor sombra, el error del minuto uno del segundo tiempo, cuando, tras recuperar un balón, intentó un arriesgado pase horizontal en su zona defensiva y originó con ello un desbarajuste en su zaga que terminó con el balón en la red de la portería sportinguista. Tuvo ocasión de resarcirse en el minuto 19 de ese periodo, cuando Guerrero le desmarcó con un gran pase. Castro entró bien, pero no fue capaz de superar la salida de Adán. Su tiro golpeó en el cuerpo del guardameta y el balón acabó escapándose por encima del larguero.

CASTRO DE LAS PALMAS

Rubén Castro, el goleador canario del Betis, hizo honor a su reputación con un tanto que supuso el triunfo para su equipo. Lo notable fue cómo lo consiguió, pues, tras ganar la posición de cara a la portería de Alberto, tras dejar atrás a la defensa rojiblanca, no buscó acercarse a la meta sino que buscó el gol desde fuera del área. Le salió un disparo tremendo, que golpeó en el larguero para botar luego dentro de la portería. Todo un gol de fe.

ISMA LÓPEZ

Ese gol, sin embargo, pudo no haber sido, si Isma López no se hubiera equivocado gravemente en la jugada, pues llegó con claridad al balón lanzado desde su área por Adán. Pero quiso prolongarlo con la cabeza hacia atrás, en dirección a su portero, y el toque le quedó muy corto, a merced de Castro, que estaba encima. Isma López falló en en esa jugada, como en la del primer minuto del segundo tiempo, cuando Cejudo llegó antes y con más fuerza que él al balón que nunca Carlos Castro debió haber enviado allí. A Isma López, que en la temporada pasada fue capaz de improvisarse como un estupendo lateral, le faltó ayer oficio defensivo.

ADÁN

Adán, que estuvo a punto de pagar muy cara la utilización que de él hizo Mourinho en su guerra con Casillas, lleva tiempo demostrando que es capaz de volar solo. Ayer fue, sin duda, el mejor de su equipo, con unas cuantas intervenciones importantes. La primera la realizó en el minuto 9, tras una buena contra del Sporting, llevada por Sergio y Halilovic y culminada por Jony con un dsparo con la izquierda. Adán, en una muy buena estirada, mandó el balón al larguero. Tuvo gran mérito también su respuesta a un tiro cercano de Álex Menéndez en el minuto 27. También, el desvío a un tiro cruzado de Jony en el decisivo minuto 11 del segundo tiempo. Y fue quizá determinante la salida, ocho minutos después, ante Carlos Castro, que le llegaba solo tras una buena jugada de Guerrero.

OCASIONES

El recuento de las paradas del portero rival no agota el relato de las ocasiones del Sporting. Como en el anterior partido en El Molinón, ante el Valencia, los rojiblancos tuvieron más que su rival. La última fue de Guerrero, tras un pase vertical de Nacho Cases, que el toledano, en carrera, acunó muy bien con el pecho para ganar la posición y quedar sólo ante Adán. Pero entonces su disparo no acertó con la portería. Quedaba, sin embargo, otra ocasión, que sería la más clara de todas. La tuvo en el Betis en el minuto 89, cuando el Sporting jugaba con una defensa de tres. Jorge Molina, con toda la portería a su merced, tiró fuera.

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