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Antonio Rico

Fútbol es fútbol

Antonio Rico

Luis Enrique, Marconi y la sombra de Tesla

Se podría decir que Luis Enrique, como Marconi, era inevitable. Y se podría decir también que el mérito real de este Barça deslumbrante y de la telegrafía sin hilos no es tanto de Luis Enrique y de Marconi como de Cruyff y Maxwell. El pedagogo Abraham Flexner explica en su ensayo "La utilidad de los conocimientos inútiles" que lo que inventó Marconi fue sólo el último detalle técnico, pero que por mucho placer que nos proporcione la radio y por grande que haya sido la aportación de la telegrafía sin hilos el verdadero mérito está en ciertos cálculos abstrusos y remotos en el campo del magnetismo y de la electricidad llevados a cabo en 1865 por Maxwell y publicados en forma de tratado en 1873. Dicho de otra forma, Luis Enrique ha dado con la última tecla, con el último detalle técnico que permite la telegrafía sin hilos en el Barça. Ya no hace falta que el equipo toque la pelota como lo hacía el "Dream Team" o abuse de la paciencia del rival como el Barça de Guardiola. Ahora el Barça hace todo eso y, además, puede ganar un partido tirando de la telegrafía sin hilos, es decir, del contraataque o del disparo desde fuera del área. ¿Luis Enrique era inevitable? Puede. ¿Es sólo un hábil técnico que ha descubierto el último detalle para hacer del Barça un equipo capaz de triturar todos los récords? Discutible.

El mismo Flexner dice que la ciencia es como el río Misisipi, que al principio es un minúsculo riachuelo en un bosque hasta que otras corrientes engrosan gradualmente su caudal, de forma que el estruendoso río que revienta los diques se forma a partir de innumerables fuentes. ¿No es el Barça de Luis Enrique un río Misisipi que, gracias al caudal aportado por Cruyff y otros entrenadores, junto con jugadores que marcaron a fuego un estilo como Laudrup o Ronaldinho, se ha convertido en un equipo que revienta los diques del número de partidos sin perder y aspira a romper el dique definitivo, ese que prohíbe a un equipo ganar dos veces seguidas la Liga de Campeones? El Barça anterior a Cruyff no era más que un riachuelo que de vez en cuando ganaba algún título, que nunca había sido campeón de Europa y que arrastraba un brutal complejo de inferioridad con respecto al Real Madrid. El Cruyff jugador y luego el Cruyff entrenador cambiaron esto, pero no lo hicieron solos. Es cierto que las ecuaciones de Maxwell fueron muy importantes, pero eso no significa que haya que despreciar el último paso que dio Marconi. ¿Que ese último paso podría haberlo dado cualquiera, puesto que era inevitable? Concedido. Pero a condición de que digamos lo mismo con respecto a Octavio Augusto, el voto femenino o la II Guerra Mundial. Que Marconi o el sistema político inaugurado por Augusto hayan sido inevitables no significa que podamos menospreciar a Marconi y Augusto, aun teniendo en cuenta las aportaciones de Nicola Tesla y Julio Cervera, verdaderos inventores de la radio, y de un tal Julio César. Que el sistema de Luis Enrique sea inevitable no quiere decir que sus aportaciones no sean meritorias, por mucho que algunos se empeñen en sostener que el verdadero Nicola Tesla de este Barça es Pep Guardiola.

Luis Enrique ha conseguido que la energía libre producida por el Barça no parezca tener límite. Por supuesto, por energía libre no debemos entender energía gratis, porque todos sabemos lo que cuesta la plantilla del Barça. Por mucho que el Barça tire de su cantera, y tire bien, ni Messi, ni Iniesta, ni Busquets, ni Piqué, ni Jordi Alba juegan gratis en el equipo de sus amores. La energía libre es la energía que es capaz de realizar trabajo, en vez de terminar escapando del sistema en forma de calor. No hay otro equipo en el mundo así. El Madrid de Benítez-Zidane, por ejemplo, produce muy poco trabajo porque la mayor parte de la energía escapa del sistema en forma de calor, y así no hay manera de ganar la Liga. ¿Que Luis Enrique ha conseguido que el Barça sea el rey de la energía libre, pero teniendo en cuenta la trayectoria del Barça era inevitable que así fuera? Vale. Pero había que estar ahí. Los goles de Hugo Sánchez en aquél extraordinario Madrid también eran inevitables, porque casi siempre se limitaba a rematar la jugada con un toque. Ya. Pero había que estar ahí. Como Marconi.

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