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Un Bilbao Athletic en crecimiento

El filial del conjunto vizcaíno viene de ganar al Huesca y quiere explotar al máximo sus opciones de permanencia

El filial rojiblanco lleva este año una trayectoria muy pobre en lo que a la clasificación se refiere. El Bilbao Athletic cayó en la jornada siete a los puestos de descenso y no ha conseguido apearse de ese vagón. Actualmente es colista y está a nueve puntos de la salvación. Ya tienen un pie en segunda División B, salvo que se diera una remontada espectacular.

La peculiaridad que hace distinto a este equipo no es otra que la de hacer de puente para jugadores que puedan subir al primer equipo del Athletic, lo que permite quitarle trascendencia al hecho de ir últimos, aunque a nadie se le escapa que permanecer en Segunda División es un lujo para un filial porque se enriquece el proceso madurativo de los futbolistas y el salto hasta llegar al primer equipo es mucho menor. Además, se mire por donde se mire, el descenso siempre supone un paso atrás, aunque sea menos dramático en este caso por su condición de filial.

Un pequeño análisis de este equipo durante la presente temporada nos deja a estas alturas algunas conclusiones bastante evidentes. En primer lugar, y fieles a su política de cantera, hemos visto un claro avance en el rendimiento de muchos de sus jugadores -unos más que otros-, un mérito que hay que otorgarle al trabajo del "Cuco" Ziganda. Esta mejoría les ha dotado de mayor empaque y, de no ser por su falta de acierto, podrían estar a los pies de la salvación. Y en segundo lugar, respecto a su juego, son un equipo que juega muy bien en el terreno que hay entre las dos áreas, con una buena propuesta de fútbol; pero con escasa eficacia en ambas áreas, siendo demasiado blandos o pecando de inocencia en algunos momentos puntuales. Tal vez su falta de oficio o su juventud, que definen a menudo la irregularidad de los filiales, la han pagado mucho en una categoría tan competida y que permite pocos errores.

El empeño de que su cantera de frutos constantes les hace tener un filial totalmente sub-23, prescindiendo de jugadores que podrían darles más consistencia en la Liga pero que pasaban de esa edad.

Han utilizado sistemas diferentes durante el año, siendo habitual verles en la segunda vuelta con una defensa con tres centrales y carrileros muy profundos. En la última jornada han vuelto al clásico 1-4-2-3-1 y su buen resultado en Huesca, junto con las bajas de Ramalho y Etxeberría por sanción, hacen más que probable que ante el Oviedo se repita el esquema.

Cuando tienen el balón, a veces tienden a desordenarse al abrir mucho el campo, debido a su vocación ofensiva, lo que disminuye su bagaje defensivo cuando se dan las transiciones ataque-defensa. Ante los equipos que tienen un juego más pausado o lento tienen más posibilidades de sorprender, pero ante los que son prácticos, y que tienen más ritmo y velocidad, acaban pasándolo mal. No obstante, cuando están colocados en su campo no es fácil sorprenderles y mantienen una buena actitud defensiva.

En cuanto a su alineación titular, hay que destacar la calidad de Unai López, que ha retrasado su posición a la zona de los pivotes al bajar en enero del primer equipo el media punta Aketxe, puro talento, y por el que pasan gran parte de las ocasiones de gol. Se les puede aplicar a ambos la frase de que "cuando el balón pasa por sus pies el fútbol cambia". Como ya he comentado, tienen un buen juego combinativo y al estilo del Athletic de los últimos años, con calidad y velocidad, lejos del típico juego de hace décadas que caracterizaba a los vascos. Los laterales son auténticos extremos en ataque y la línea de tres que juega tras el delantero arropa a éste en las llegadas a la portería rival.

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