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El carácter, en todas las esferas

A la búsqueda de un entrenador con mano firme debe unirse un refuerzo en la base del Oviedo

El primer paso para la rehabilitación tuvo una ejecución eficaz. Jorge Menéndez Vallina, presidente del club, y Joaquín del Olmo, asesor y hombre con mando en el club, se presentaron ante los micrófonos con frases en dos direcciones: reconocer errores y prometer mejoras. El mensaje fue nítido y llegó en el momento más adecuado, justo cuando aún escocía el triste final del Oviedo de Generelo. La política de comunicación del Oviedo, tantas veces errónea, sí estuvo acertada en esta ocasión. Al equipo le ha terminado por consumir la lucha de egos del vestuario, algo común en muchas casetas, aunque lo que no resulta tan habitual es que nadie en la entidad lograra ponerle freno.

A Joaquín del Olmo, kilómetros en las piernas como internacional mexicano, se le pueden detectar algunos defectos en las labores administrativas, parece hasta lógico, pero nunca se le puede ir un vestuario de las manos. La caseta es su hábitat y la labor de equilibrio entre cuerpo técnico y futbolistas debe ser su especialidad. Quizás de ahí la asunción de culpas de una forma tan clara. El primer paso para progresar es reconocer que algo ha fallado.

Los problemas de vestuario

El siguiente paso es detectar el problema y erradicarlo. Por el resumen de Del Olmo, éste se sitúa en el vestuario. "Nos ha fallado en todos los sentidos", explicó ante los medios aunque matizando que no quería convertir su intervención en una acusación pública contra determinados futbolistas. La disciplina debe imponerse independientemente de su publicidad. La bomba activada en la caseta explotó con la salida de Sergio Egea y la sensación de caos se apoderó de la entidad. La sucesión de decisiones aparentemente aleatorias tomadas por Generelo parecen la continuidad de un argumento que se volvió errático desde la salida de Sergio Egea, el equilibrio de todo el engranaje.

El argentino no es un entrenador moderno, que haga un seguimiento minucioso de los rivales en la competición, argumentó el sector crítico del vestuario justo antes de que el técnico diera un portazo y dijera adiós desde el tercer puesto de la tabla. Olvidando que para dirigir un grupo con maestría son necesarios conocimientos futbolísticos y de recursos humanos. Y en lo segundo, Egea es un maestro.

En busca del carácter

Del Olmo apunta ahora en una dirección diferente: un técnico con carácter, que sepa poner a los futbolistas en su lugar. La medida parece correcta aunque no completa todo el desbarajuste. Más que falta de carácter de Egea, el problema con la salida del entrenador fue no encontrar sustento en el organigrama del Oviedo. La llegada de un técnico de carácter debe ser acompañada de una fuerte estructura de club. El entrenador debe percibir que tiene el sustento de la directiva y los jugadores ser conscientes de que son empleador de la entidad. La autogestión es un juego muy peligroso.

Razones para creer

Está Carso, por supuesto, como primera razón de peso para confiar en un proyecto más estable. Desde México ya se han dado argumentos económicos en las últimas temporadas para respirar con tranquilidad. Ahora el Oviedo tropieza sin temor a que nunca más se vuelva a levantar. Los fracasos deportivos solo son raspaduras en comparación con lo que sucedía en la etapa previa a 2012. También ayudará la experiencia de este año si a la autocrítica le suceden medidas para que no se vuelvan a repetir los errores. Bases sólidas para que la estructura no se tambalee. El club siempre prepara una sorpresa que sirva de punto de partida de la campaña de socios.

Para la próxima temporada, viendo como han terminado las cosas, antes que un entrenador de pedigrí o un fichaje ilusionante el Oviedo debería ofrecer alguna renovación con gancho. Disfrutar otra temporada de Esteban y Cervero serviría como el mejor lema posible de cara a la campaña de socios.

Los deseados frutos de El Requexón

Está bien que de vez en cuando surja un fogonazo desde la casa que encienda al aficionado. Una carrera de Viti por la nada, por ejemplo. Pero con la cantera hay que cocinar a fuego lento. La etapa de Robles como entrenador, con innumerables paralelismos con la de Generelo, dejó el estreno de dos canteranos: Capelete y Lucas, también llegaron los dos directamente desde el juvenil. Ninguno de los dos logró después abrirse hueco en el primer equipo. Generelo, en su huida hacia adelante, ha dado la alternativa a los juveniles Viti y José Martínez y al futbolista del filial Héctor. El guiño a la grada debe tener continuidad la temporada que viene.

Uno de los grandes males de la presente campaña ha sido el excesivo número de efectivos: muchos futbolistas sin convocar, muchos egos que saciar? ¿Es realmente necesario disponer de dos futbolistas profesionales por puesto? La apuesta por una plantilla más corta y la ayuda del filial parece más acertada y, entre los enormes beneficios, asegura la identificación con el aficionado, ávido de frutos de El Requexón.

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