La Eurocopa de los países pequeños sólo necesita que esta noche Islandia conforme la sorpresa del siglo eliminando a Francia, anfitriona y gran favorita, para completar un campeonato en el que está triunfando la sencillez. El fenómeno islandés, con unas mareantes cifras de audiencias televisivas y una sencillez en el relato de los festejos (fue admirable ver a un aficionado relatando dónde ha nacido el palmeo y griterío que sigue a las victorias, tomado de Escocia y de un equipo de balonmano alemán), ha llegado hasta hoy, y a ver qué pasa, que todo puede pasar.
El triunfo de la sencillez lo puede estar representando Gales, verdugo de una Bélgica que a veces pareció ir camino del título, pero que se ha ido desde la cercana Lille a su casa. El tercer gol de la noche del viernes pudo ser el símbolo de esa sencillez: pase largo de Bale hacia la zona derecha del ataque y de allí centro alto al área y gran cabezazo cruzado, imposible para el siempre solvente Courtois. Gales, que camina leyendo su propia historia y que ha llamado a los veteranos del Mundial de 1958 para que relataran sus vivencias, se cruza con Portugal en pos de una plaza en la final.
El sueño del madridismo más blanco, un duelo Cristiano-Bale, se va a cumplir. Las dos grandes estrellas del equipo de Zidane se juegan la final soñada. Portugal tiene toneladas de oficio, pero la frescura galesa es una muy seria amenaza para los de Fernando Santos, que masca el chicle con más discreción que su colega galés Coleman. En los duelos por la otra semifinal: el Alemania-Italia de ayer, en el que pasó lo que tenía que pasar, y el Francia-Islandia de esta noche, donde el más pequeño entre los pequeños buscará la sorpresa del siglo. El dentista es la gran amenaza de Deschamps.
Mientras, por estos pagos, el fuego del penúltimo conflicto de Iker Casillas se aviva con filtraciones interesadas por parte del portero y del ya exseleccionador. La más relevante puede que sea el anuncio del portero de que no renuncia a la selección, en lo que es un claro aviso al sucesor de Del Bosque de que o cuenta con él o pondrá en marcha a su equipo de marketing, posiblemente, como la cerveza, el mejor del mundo.
El Real Madrid forma a sus futbolistas como personas y ciudadanos, según relatan los más finos analistas del quehacer del club, pero se ve que no ha incorporado a su programa de lecciones una dedicada al final de las carreras en la selección. Le pasó a Raúl, que quiso volver loco a Luis Aragonés, harto de los caprichos del capitán, y le va a pasar al próximo seleccionador, que tendrá que soportar la presión que le llegue desde el portero y sus cercanías lo lleve o no a las concentraciones del equipo nacional. El aviso, en pleno conflicto con Del Bosque, está lanzado: no hay renuncia a la selección, sino referencias al italiano Buffon, titular a los 38 años.
Es curioso el mundo del fútbol: los derrotados andan en peleas cargadas de personalismos, los triunfadores, pequeños o grandes, se preparan para duelos personales y colectivos de un enorme atractivo. Pongamos que hablamos de Bale y Cristiano.
