Al revés que el título de la novela, sí fue posible la paz. La paz entre Del Bosque y Casillas, encargado de colgar en su Twitter la imagen del sonriente encuentro entre el ya exseleccionador y el portero del Oporto y quién sabe si de la selección española. En estos territorios no se sabe cómo nos arreglamos para no analizar nunca las razones de los fracasos de los equipos porque siempre aparecen asuntos marginales a los que se dedican las atenciones de los más finos analistas. El zambombazo del señor marqués al portero reserva en Francia ha tapado el mal juego del equipo nacional, la baja forma de muchos de sus componentes y las complicadas decisiones del jefe del equipo técnico. Lo importante pasó a ser la retirada del saludo del guardameta a los técnicos y si mereció o no un aviso previo de que no iba a jugar en la Eurocopa.
La paz llegó un lunes por la mañana en la sede de la Federación Española, con una foto hecha por algún funcionario o funcionaria y sin ninguna explicación pública, que bastantes cuartos han dado al pregonero. Del Bosque, en su desahogo, y Casillas, en su silencio, pero con intervenciones continuas de su equipo de marketing, probablemente el mejor del mundo, como la cerveza. La mejor de las intervenciones de los más finos analistas fue aquélla en la que uno preguntó con quién había acabado bien Casillas, que, por lo visto, acaba mal con todos: presidentes, entrenadores, compañeros y demás familia.
La foto de Las Rozas hace olvidar que ya quedan sólo cuatro equipos en una Eurocopa que no va a ser recordada como la mejor de la historia. Por un lado del cuadro, el fácil, el reservado para España, van a jugar Portugal contra Gales, en ese cantado duelo Cristiano-Bale. En el otro lado del cuadro, en el difícil, el que tomó España tras la derrota ante Croacia, una semifinal con todo el postín del mundo: Francia frente a Alemania, un duelo sin pronóstico. En realidad, dos duelos sin pronóstico en los que no va a estar España, cuyos seleccionador y capitán escenificaban la paz con una simple foto en un lugar llamado Las Rozas.
Mientras, damas y caballeros, señoras y señores diputados, el Sporting efectuaba la primera presentación de la pretemporada, la del centrocampista Víctor Rodríguez, el primero de la decena de futbolistas que ha de incorporar el club para vivir una temporada de consolidación en Primera. Resulta que hoy es martes, aunque esto siga sin ser Bélgica, un día tan adecuado como otro cualquiera para que el club cierre otro fichaje. Por ejemplo, el del delantero de Gales de apellido compuesto, autor del sensacional segundo gol a Bélgica, en un movimiento que firmaría el llorado Johan Cruyff. El futbolista está sin equipo y su fichaje lo reclama un lector seguidor rojiblanco que ha llamado al periódico para exponer su tesis para que sea tenida en cuenta por el director deportivo y el gran timonel, responsables de la confección de la nueva plantilla en la que el mundo tiene puestas todas sus complacencias. Cuando se conozca, que ahora mismo es una especie de misterio sin resolver porque el verano apenas ha empezado y el mercado parece muy parado.
