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Fondo Norte

Un par de preguntas en el punto final

No hay episodio de insultos que pueda afectar al prestigio de un periodista llamado Víctor Rivera

Habrá que poner el punto final al episodio del zafio y sus mariachis, que los tiene en la abundancia de las cloacas. Habrá que poner el punto final no sin antes hacer referencia a la sucesión de mentiras que han acompañado el pospartido de la penosa actuación en la forma y en el fondo, distinción que no cabe y que algún cerebro en la sombra ha pretendido usar como pobre argumentario. Los que quieren salvar al muchachuelo de Mérida afirman que está arrepentido y minutos después él, en la mejor impresión de quien muerde la mano que le da de comer, dice que no se arrepiente de nada.

El episodio no puede terminar sin que desde este humilde rincón se destaque la calidad y categoría profesionales de Víctor Rivera, protagonista lateral e involuntario del episodio. Un profesional de élite en su comportamiento informativo y crítico, ejemplar en cómo aguantó impávido la lluvia de insultos y cómo ha llevado la absurda polémica que se ha fabricado por despiste o por mala fe, que de todo hay en la viña del Señor. Pero, damas y caballeros, señoras y señores diputados, está claro que no puede haber distinción entre fondo y formas y no puede haber duda de que Víctor Rivera es un profesional ejemplar cuyo prestigio no se ha visto rozado por culpa del episodio.

El episodio puede que haya llegado a su punto final, pero no se ha borrado. Quedan cuestiones por desvelar y cuestiones que plantear y preguntas por hacer. Por ejemplo, ¿dónde estaba el aficionado afectado por un ataque epiléptico, en primera fila o tapado por los aficionados de la primera fila? ¿Por qué el único apoyo rojiblanco llegó de un jugador que no estuvo en el banquillo de Riazor? Ahí quedan planteadas las dos cuestiones que seguro que no aclararán los habitantes de la cloaca.

La vida, como no podía ser de otra manera, sigue y el joven Meré ya ha marcado goles internacionales. El joven Meré juega en el Sporting y en la selección sub-21, en la que es nada menos que el benjamín, en otra prueba de su feliz precocidad. Un gol que llegó en la víspera del partido de España contra Italia, país de donde procede Prandelli, que debutará en la Liga en el Anfield del Piles del domingo que viene en una semana. El palmarés, si es bueno o malo, protagoniza una de las polémicas de la última jornada; es decir, de ayer, día en el que se habló mucho italiano. Quizá tanto como español con acento colombiano por aquello de las dudas sobre la presencia o ausencia de James en su equipo nacional en el partido del martes frente a nada menos que Uruguay. En el Real Madrid sudan pensando que si juega y se lesiona va a arder Troya. En Colombia dan por hecho que se va a recuperar y que va a jugar frente a Godín y compañía. Hay quien sueña con ser seleccionado, pongamos que Benzema, y hay quien piensa que mejor no meterse en líos, pongamos que James.

Son días de buenas costumbres y Esuperio nos recomienda una pregunta: ¿Qué presidente del Sporting aseguró un domingo que le sangraba la lengua para no hablar de las exageradas peticiones de un jugador que negociaba renovar y al que renovó el lunes sin rechistar?

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