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El triángulo mágico

A los donostiarras les gusta reencontrarse en Asturias con el fútbol

Estábamos en que llega una Real Sociedad en buena racha a visitar este antiguo Molinón, con un horario bastante sensato, esta vez sí, para el disfrute del aficionado tanto local como donostiarra, porque serán muchos los que desde el ala este del Cántábrico se desplacen, que precisamente este campo les despierta los mejores recuerdos desde que Zamora marcó el gol que marcó en aquellos últimos segundos. Les gusta a los guipuzcoanos reencontrarse en Asturias con el fútbol, agradecen la buena mesa y la acogida, y siempre les quedará el 2-2 bajo la lluvia y sobre el barro. Casi nada, un título de Liga para aquella cuadrilla de Ormaechea doblándoles el pulso a los grandes.

Pues en todo eso estábamos, y en esto llegó Competición con su sanción de cierre parcial del estadio. Argumentan que no hubo "presteza" en su momento por parte del club. El citado Comité anuncia ahora su veredicto, en la segunda mitad de noviembre, sobre unos supuestos hechos acaecidos en la primera jornada de Liga (¡disputada en agosto!) y todavía indaga dónde se produjeron con precisión. Pero el club sancionado no anduvo presto ni diligente, a su sabio y meditado entender. Es conveniente recordar que este comité es el mismo que se metió en el sorprendente jardín de calificar con extraordinaria ligereza las actitudes de los jugadores barcelonistas tras los incidentes en Valencia, sin sancionar nada, pero calificándolas de ridículas, poco ejemplares y descalificadoras.

Pues estábamos en que llegaba la Real a Gijón con ese aroma de fútbol norteño que siempre tienen estos duelos y hemos acabado hablando de un suceso reprobable supuestamente ocurrido en el lejano agosto. Casi se queda en el tintero el elogio al buen juego patrocinado por Eusebio, y el análisis de ese triángulo mágico que lo sustenta: Illarra, Zurutuza y el talento de Xavi Prieto.

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