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Alberto Menéndez

Fútbol Segunda División: La afición

Alberto Menéndez

Un equipo deslavazado

El Oviedo de esta temporada, tanto cuando gana como cuando pierde, es un equipo deslavazado, insulso, y ayer en el Tartiere lo volvió a dejar patente una vez más. Por eso cuando la suerte no le acompaña recibe goleadas incontestables y cuando la tiene de cara pues sale adelante sin más, sin grandes alardes y, por supuesto, nunca dando sensación de autoridad. Fue lo que sucedió ayer. Y también hace siete días frente al Elche.

En el partido ante el Valladolid los azules tuvieron unos minutos iniciales esperanzadores, sin conceder ocasiones de gol -algo realmente novedoso- y hasta controlando el juego en algún momento -algo tampoco muy habitual-, pero sólo fue un espejismo. A partir del gol -un bonito tanto de Toché tras precisos toques anteriores de Susaeta y Linares- los jugadores de Fernando Hierro perdieron los papeles de forma incomprensible y los de Paco Herrera no sólo se hicieron dueños absolutos de la situación sino que contaron con numerosas ocasiones para marcar, algunas clarísimas y otras incomprensibles para la defensa de un equipo que se considere serio. Si no lo hicieron, además de por la mala puntería de los castellanos, fue debido a las buenas intervenciones del portero Juan Carlos. Por el contrario, el cancerbero visitante pasó prácticamente desapercibido a lo largo de los noventa minutos.

Ni defensa, ni centro del campo, ni ataque. El Oviedo falló en todas las líneas. Así y todo ganó. Pero ése no es el camino para intentar dar el salto de la división de oro del fútbol español. La fortuna tanto como viene se va. Hay antecedentes. Los oviedistas, con fortuna, llegaron a estar segundos en la actual Liga, y cuando la perdieron cayeron hasta la mitad de la clasificación.

La semana pasada la afición azul, aunque no de un juego consistente del equipo, sí pudo disfrutar de Saúl Berjón, un jugador salido de las categorías inferiores del club que volvía a casa después de un periplo por varias ciudades de España y de México y experiencia en Primera División. Ayer, ni eso, ayer Berjón no tuvo su día, y a lo único que se puede aferrar la plantilla carbayona para justificarse ante sus seguidores es a la garra, a las ganas que le puso al juego, que, por cierto, es lo menos que se le puede exigir. Muy poco bagaje, pero visto el resultado final, suficiente para los intereses del club.

El Oviedo vuelve a estar colocado en la parte noble de la clasificación. Por supuesto que eso es lo importante, pero tanto o más es que el equipo convenza a la afición de que el ascenso es posible. Y en estos momentos este convencimiento no existe. Lo que hay son dudas, demasiadas dudas. ¿Faltan mimbres o faltan ideas?

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