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Fondo Norte

El Sporting toma una carretera secundaria

Doloroso partido ante la segunda unidad del Alavés, a la que se le colmó de regalos rojiblancos

Las cuentas estaban claras: el Sporting tenía que ganar dos partidos seguidos, el del Alavés en casa y el del Leganés en Butarque, para sacar la cabeza del pozo del descenso y colocar en él al rival de la próxima jornada. Las cuentas, damas y caballeros, señoras y señores diputados, ya no salen. Un Alavés de segunda unidad, con las joyas de la corona guardadas ante el miércoles decisivo contra el descansado Celta, provocó una dolorosa derrota en el Anfield del Piles, que sufre decepción tras decepción. Ni en el día del debut casero del entrenador nuevo, Rubi, el aficionado rojiblanco pudo llevarse a la boca el pastel de una victoria; ni victoria, ni buen juego, ni espíritu. El Sporting toma a primeros de febrero una carretera secundaria, que no hará falta decir cuál es ni adónde lleva. Un partido vital para las necesidades rojiblancas se puso cuesta arriba a los diez minutos con el primer gol vitoriano, facilitado por una nueva pérdida de un balón en el centro del campo y un agujero negro en el centro de la defensa y en la portería, con el guardavallas sin arrestos para salir de la raya que un reserva como Rubén Sobrino convirtió en gol. Un Alavés ordenado y ambicioso se hizo con el control del juego, muchas veces a base de faltas bien hechas y en los sitios adecuados.

El Sporting no experimentó más cambios que el sitio de su banquillo y alguna cara nueva en la formación titular, pongamos que hablamos del intrascendente Afif, el recomendado de Xavi Hernández al que Dios le conserve la vista. Rubi, por lo que enseñó en tres partidos, sigue la estela de los entrenadores rojiblancos empeñados en despoblar el centro del campo, que ayer sólo ocuparon el debutante Vesga y Nacho Cases, pan comido para el centro del campo vitoriano, bien poblado y con sentido del juego. Sin centro del campo no hay equipo que aguante. Y el Sporting no aguantó porque fue incapaz de poner en peligro al portero visitante Pacheco, que pasó una tarde plácida. Sin centro del campo, cada contragolpe visitante era una amenaza y en la zona contraria Cop no aparecía.

Salió decidido el Sporting tras el descanso, pero pronto la decisión se apagó. Un penalti absurdo e inexistente de Meré dio pie al cero a dos que cerraba el partido de acuerdo con los deseos de Pellegrino, un señor entrenador. Lo demás hasta el dos a cuatro ya fueron asuntos menores. El enésimo codazo de Amorebieta costó un nuevo penalti y sólo los goles postreros de Castro y Traoré animaron la vista cansada de un mundo rojiblanco que suma decepción tras decepción. El escaparate de la tienda outlet de la calle de San Bernardo, de Gijón, exhibe un gran cartel al lado de los escudos del club con la siguiente leyenda. "Liquidación total". Tal parece que ésa es la situación que ahora mismo vive un Sporting sin más rumbo que una carretera secundaria que no hará falta decir cuál es y adónde lleva. La puerta de la esperanza se cierra un poco más tras el paso de la segunda unidad del Alavés.

Pese a todo, las buenas costumbres se han de mantener; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio si alguien del club le ha dicho a Rubi que en la plantilla hay más de dos y de tres jugadores que son bromas? Próxima parada, Capuchinos.

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