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La calidad no basta

El Real Oviedo debe salir con el mismo nivel de intensidad y concentración que si el choque se disputara en un abarrotado Tartiere

El campo del Reus es un Nou Camp como el del Barcelona de Messi y Neymar, pero tiene capacidad para cinco mil espectadores y es muy probable que hoy apenas haya dos mil personas en sus gradas, con pocos seguidores azules. Además, el partido no ha despertado la más mínima expectación fuera de Asturias, el rival es centenario pero se estrena en Segunda y no dispone de ningún futbolista de renombre. Sin embargo, pese a todo ello, el Real Oviedo debe salir esta tarde con el mismo nivel de intensidad, compromiso y concentración que si el choque se disputara en un abarrotado Carlos Tartiere, ante un equipo histórico con jugadores de prestigio y con la fase de ascenso en juego. De no ser así, si los nuestros saltan al campo catalán como lo hicieron en Huesca o en Sevilla, lo más probable es que el resultado final vuelva a ser negativo y hasta sonrojante. El Oviedo tiene jugadores de mucha calidad, por encima de la media de la mayoría de los rivales, pero tampoco tan superiores como para ganar andando o con arreones de 20 o 30 minutos cuando el resultado es adverso o insalvable.

Lo ha dicho Fernando Hierro: "A intensidad no nos puede ganar nadie". Pues toca demostrarlo de verdad. El Oviedo tiene que dejar claro en Reus desde el primer minuto que juega con la máxima ambición y que va en serio a por los tres puntos. Como diría el clásico, hay que hacer la primera falta, protestarla al árbitro y tirar primero a puerta. Especular, como ya hemos visto y sufrido, solo conduce a la derrota.

El Oviedo, si de verdad aspira a subir a Primera o a entrar en los puestos de la promoción cuando acabe la liga regular, no puede afrontar el partido de esta tarde con pasividad, esperando a ver qué pasa o a ver qué hace el rival. Hay que salir al campo a mandar, a imponerse al Reus con determinación y sin esas medias tintas que han acabado en goleadas de equipos que no son, ni de lejos, mejores que el nuestro, pero que sí pusieron bastante más alma y pasión en el juego.

Este partido de Reus, tras el de Miranda de Ebro, es perfecto para demostrar que esas carajas de lejos del Carlos Tartiere quedaron definitivamente atrás y que el equipo ha aprendido las lecciones de Almería, Huesca o Sevilla. Claro que se puede perder o empatar, faltaría más, pero después de haberlo dado todo en el campo desde el minuto uno.

Además de la racha de resultados y de una ligera mejoría en el juego, aunque sea por ráfagas, lo más positivo de los últimos partidos en el Oviedo ha sido la sobresaliente irrupción de Diegui, al que, como muchos sospechábamos, no se le había olvidado cómo se juega al fútbol. El canterano ha demostrado con creces que puede ser titular en este equipo, con actuaciones destacadas y en las que ha dado buena prueba de su compromiso pese al ostracismo al que ha estado sometido toda la temporada. Un ostracismo que, contra lo que pensaba el míster para explicar las goleadas fuera de casa, sí que parece de "Expediente X". Y es que, a la vista del rendimiento del lateral, resulta incomprensible que se pasara tantísimo tiempo sin disfrutar de un solo minuto.

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