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Fondo Norte

El riesgo del plato de segunda mesa

El largo casting del Sporting para elegir director deportivo va a poner en cuestión al elegido

La espera por las dos finales pendientes se les hace larga a los más finos analistas, que tiran de encuestas sobre Mourinho y de las Alas Pumariño, que se ha hecho con otro título europeo, esta vez al frente del Manchester United, muy superior ante un tierno Ajax de Amsterdam, que no fue capaz de honrar la memoria de Johan Cruyff y sus ilustres compañeros de equipo en aquellos años que asombraron al mundo con su juego. Resulta que Mou gana en las encuestas porque ha dejado una pléyade de seguidores y admiradores que se dejan ver en cuanto tienen oportunidad. Mourinho es una especie de Pedro Sánchez, rechazados ambos por los centros de poder, pero admirados por las bases, sean políticas o deportivas.

La espera por el nuevo director deportivo, que no general, del Sporting está resultando también larga. La propiedad, por lo que cuentan las gentes más enteradas de la situación, está recibiendo negativas de algunos candidatos. Lo más célebre es, sin duda, el intento rojiblanco por contratar a Juan Salvador Gaviota, perdón, Manuel Salvador, que acaba de firmar contrato con el Granada. Si el citado Salvador hubiera aceptado habría que ponerlo en cuarentena porque no suena bien plantar al club que acaba de contratarte para irte a otro. Ni el jugador más informal es capaz de hacer una cosa así. Habría que sabe qué datos tiene la propiedad rojiblanca para haber dado ese paso, uno más en la infructuosa búsqueda del hombre llamado a renovar o a prescindir del caporal Ferrer, que espera en Viesques solución a su futuro.

El riesgo de los casting largos y casi públicos es que corren el riesgo de terminar en un plato de segunda mesa, situación siempre incómoda en la vida, y no digamos en el fútbol. Pasa con los directores deportivos, que no generales, con los entrenadores y con los futbolistas. El plato de segunda mesa, distinguido público, siempre es un riesgo, y el Sporting lo está corriendo. Salvo, claro está, que aparezca el director deportivo, que no general, soñado, que sea una bomba que deje al amplio mundo rojiblanco con la boca abierta. No parece que sea el caso, pero la esperanza es lo último que se pierde.

El verano va a ser largo y estrecho, como los menús de los restaurantes caros, por lo que hay tiempo para atender a la espera de las finales, la de mañana, de la que se habla poco, y la del sábado siguiente, sobre la que pasa lo mismo. Esta vez hay menos campaña de silbatos, silbidos y desprecios, lo que no significa que no los vaya a haber, y en cantidades industriales.

Si pregunto, ¿molesto?: ¿tiene claro Esuperio cuál es la situación real del club rojiblanco en vísperas de jugar en Segunda? Próxima parada, Capuchinos.

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