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Dando caña con coña

Adiós a los toros

La creciente pérdida de interés de la fiesta nacional

Nunca jamás estuvo la plaza sevillana de la Maestranza como en la feria de este año. La taquilla no despachó más localidades que las tres cuartas partes del aforo.

No es de extrañar. Yo mismo sé de cuatro millones y medio de españoles incapacitados para pasar por taquilla. Es el total de parados que dan las estadísticas oficiales.

Si en el aspecto económico va mal la considerada como fiesta nacional, no va mejor por el lado artístico. La bravura de las reses cada día es menor y la calidad de los matadores va a menos. Tanto ganaderos como diestros se salen de madre, obligando a los empresarios a fijar unos precios escandalosos para este tiempo.

Juanele, el histórico aficionado gijonés, vaticinó (antes de enviarme su libro sobre la plaza de El Bibio) que la fiesta no tendrá más que medio siglo de existencia. Lo lamento por los taurófilos gijoneses del mañana.

Hago conjeturas sobre el destino que el Ayuntamiento dará a El Bibio, tan cuidado y tan digno como escenario. ¿Qué será en el futuro? Tal vez sea para el rock and roll a base del heavy metal. Allá ellos, con su pan se lo coman.

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