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Musicólogo

Ariel Rot solo bien se vale

"Los íntimos del Botánico" se fueron este año haciendo gala a su nombre. Ariel Rot se presentaba solo en el escenario para desnudar, deconstruir y reinventar sus canciones transitando por un amplio repertorio de estilos entre los que no faltaron el rock and roll y el tango. Sin músicos de acompañamiento, sin artistas invitados, solo él con un teclado y dos guitarras se bastó para hilvanar un concierto que enganchó al público desde los primeros temas. Más que una colección de canciones, el argentino supo convertir el recital en una historia llena de pequeños relatos, a veces cantados y otras veces narrados entre canciones, con una naturalidad forjada en casi cuarenta años sobre los escenarios.

No fue ni una colección de grandes éxitos ni una presentación obstinada de su último trabajo, hubo canciones de todas las épocas, las hubo conocidas y rescatadas de su amplio repertorio, pero todas ellas llegaron en el momento justo para que el recital fluyera sin sufrir altibajos. Para arrancar, Ariel fue a lo seguro, primero con "Debajo del puente", un rock and roll de manual, y luego con el blues de "Baile de ilusiones". Dos temas con los que lucir sus dotes de guitarrista y que le permitieron manejar los tempos a voluntad sin que las canciones dejaran de caminar. Las bases del concierto ya estaban asentadas, y el argentino fue sumando piezas, narrando historias y haciendo guiños a numerosas canciones: desde el "Qué hace una chica como tú en un sitio como este" de los "Burning" al "I will survive" de Gloria Gaynor. Con el piano llegó el tango en forma de "Dos de corazones" y uno de sus clásicos con Los Rodríguez, "La mirada del adiós".

Fue un concierto cargado de recuerdos, quizás de nostalgia: vivencias con Joaquín Sabina, memorias de su llegada a España en 1976 para introducir "Bar Soledad", e incluso anteriores, con un recuerdo para Pappo Blues, que marcaba el paso del rock en la Argentina de los primeros años setenta. El numeroso público se mantuvo respetuoso, discreto, quizás embebido en la retórica verbal y musical de Ariel Rot, y sólo se vino arriba con la traca final, cantando "Manos expertas" y celebrando una versión tangueada de "Hace calor", con la que se cerró el concierto. Como propinas, "Cenizas en el aire" y la "Milonga del marinero y el capitán". Así finalizaba un concierto que el propio Ariel definía como "exótico" por el marco vegetal que lo acogía. Y es que, un año más, se demuestra que "Los íntimos del Botánico" son una buena idea, una oportunidad tanto para artistas como para el público de disfrutar de un concierto diferente. Visto el éxito de esta edición, seguro que el año que viene habrá más.

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