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La esquina

Excesiva alarma

La Organización Mundial de la Salud es, por fuerza, un organismo de enorme importancia y cargado de responsabilidad. Dios nos libre, por tanto, de poner en cuestión sus dictámenes y avisos, pero el de ayer relativo a las carnes y a los embutidos como agentes cancerígenos suena a alarma alimentaria injustificada. La OMS ha dado un buen disgusto a las gentes de Noreña, de Avilés, de Aller, de Tineo, de Guijuelo y de tantos otros pueblos de Extremadura, Andalucía, de toda España y de tantos otros países. Está muy bien avisar a la población de lo que puede encontrarse en el plato o en el vaso, pero descalificar de golpe productos admirables desde hace siglos parece un exceso. Todos conocemos decenas de personas que han consumido jamón o chorizo en cantidades razonables y que se han muerto de viejas sin un síntoma cancerígeno. Los avisos de este tipo hay que razonarlos bien, y no parece el caso. Se ha dañado a una industria y se ha alarmado.

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