El 11 de noviembre de 2010 falleció en Oviedo (en una muerte violenta aún hoy sin aclarar) Alfredo Suárez. En las noticias del suceso aparecía "carpintero muerto" .

Alfredo Suárez no era un carpintero, toda su vida fue administrativo. Trabajaba en un concesionario de coches (Renault) y como se quedó sin trabajo y quería cotizar para tener mejor jubilación le pidió a su primo, el dueño de "Bricocook", trabajo, y siempre creyó que se lo iba a dar de administrativo. Sin embargo no le dio trabajo en la oficina y le ofreció un puesto de carpintero que aceptó y que nunca entendió. Y en este trabajo coyuntural encontró la muerte.

Cinco años después y con el caso aún abierto sigue sin aclararse este crimen, aunque la policía sigue varias líneas de investigación.

Su familia quiere que se resuelva el caso porque Alfredo era una persona normal, y porque él se lo merece. Era una persona estupenda, con una vida normal, con amigos normales y con buenas costumbres. Con una familia que le quería, con la que disfrutaba y a la que él también quería y sin ningún problema más que esperar la jubilación.