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Sacerdote jubilado

Diálogo navideño entre un ateo y un cristiano

Distintos puntos de vista sobre la presencia de Dios en la Historia

Federico y Tito se encuentran, como todos los viernes, en la tertulia de una sidrería, a la que, de momento, sólo han llegado ellos dos y el primero pregunta:

-Pero, ¿qué os pasa a los cristianos que, por estas fechas os ponéis muy románticos, adornáis las casas, invitáis a los amigos, celebráis una cena muy especial, os da por cantar y tocar la pandereta y hasta tratáis de evitar el más pequeño roce o discusión? Vamos a ver: ¿Qué es lo que celebráis los cristianos en Navidad?

Tito: -Celebramos que Dios se acerca a nosotros, que se hace uno de los nuestros,- uno como nosotros-, naciendo niño en Belén.

Federico: -¡Que "Dios nace"...? Eso, cuando menos, suena a blasfemia y a una solemne tontería. ¿Cómo va a nacer el que,- según vosotros mismos decís-, es eterno...? ¿Cómo va a nacer el que,- según vosotros proclamáis-, existe desde siempre...?

Tito: -Pues mira, lo que ninguna persona humana había jamás soñado..., lo que ni los más optimistas hubieran imaginado nunca..., lo que no entraba en los cálculos más arriesgados..., se ha hecho realidad: el Dios eterno ha venido a esta tierra, se ha hecho uno de los nuestros, naciendo bebé de María, la esposa de José el carpintero de Nazaret.

Federico: -Eso es un absurdo sobre otro absurdo y una pretensión ridícula y disparatada. ¿Cómo iba Dios a escoger precisamente a este pequeño planeta que es la tierra, olvidando millones de planetas, de estrellas, de galaxias, de supernovas del universo, muchísimo más importantes?"

Tito: -Mira, ¡ahí me pierdo! Pero lo único que sé decirte es que Dios vino a la tierra, vino a nosotros..., pero no de turista..., ni como los políticos cuando buscan un baño de masas para salir en la televisión saludando a la gente y besando a los niños..., sino haciéndose uno como nosotros, uno de los nuestros..., hombre entre los hombres y mujeres..., compartiendo nuestra condición humana, con todas sus limitaciones...

Federico: -Sigo sin comprender nada. ¿Para qué va a venir Dios a nuestra tierra, donde nos estamos despedazando unos a otros con guerras y con muertes absurdas..., donde los más fuertes explotan a los más débiles y los exprimen como limones, imponiendo la ley de la selva..., donde unos nadan en la abundancia, mientras otros carecen de lo necesario..., donde la misma noche de Nochebuena unos habrán comido y bebido hasta casi reventar, en recuerdo de ese Dios que supuestamente nació en Belén..., mientras que millones de seres humanos habrán ido a la cama, mejor dicho, a un camastro sin haber saciado el hambre..., como todos los días?

Tito: -Pues mira, justamente para hacernos comprender que no hay personas de primera y de tercera división... sino que todo hombre y toda mujer,- cualquiera que sea su país de origen, su lengua, su religión, la situación económica o social en la que se encuentre...- es un hijo de Dios.

Federico: -Pero eso mismo, ¿no podría haberlo realizado vuestro Dios,- en el que yo sigo sin creer-, de otra manera, sin necesidad de venir a esta inhóspita tierra?

Tito: -De nuevo me siento perdido... y tengo que confesar mi ignorancia..., pues no tengo la pretensión de poder comprender los planes de Dios. El es muy grande y nosotros somos muy poca cosa... Lo único que se me ocurre pensar es lo mucho que nos quiere cuando ha elegido ese camino...

Federico: -Pero, a la vista de los resultados, ¿mereció la pena tanto esfuerzo? A pesar de haber transcurrido ya 2015 años de la supuesta entrada de Dios en nuestra historia..., el mismísimo país de Jesús está encendido por el odio entre palestinos y judíos?, cada día siguen llegando a las costas de Grecia barcos destartalados, controlados por mafias y llenos de refugiados, muchos de los cuales,- incluidos niños-, perecen en el mar al zozobrar la frágil embarcación?, en las fronteras de Ceuta y Melilla, territorio español, hay instaladas en las altas vallas de la frontera con Marruecos las inhumanas "concertinas", en las que resultan gravemente heridos desesperados africanos que huyen del hambre?, e incluso hay cristianos que celebran la Navidad..., pero luego no se hablan con hermanos o vecinos..., o manifiestan un odio irracional a los extranjeros, calificándolos de "Kanaken" en Alemania o de "sudacas" en España, olvidando los millones de españoles que en siglos precedentes emigraron a Centro- y Sudamérica, huyendo del hambre en España.

Tito: -Todo eso es cierto, lamentablemente. Pero, ¿qué sería de este mundo, si Dios no se hubiera acordado de él? ¡Tenemos que tener esperanza! La entrada de Dios en nuestra historia significa que no estamos solos..., que Jesús sigue entre nosotros, a nuestro lado..., que no estamos irremediablemente perdidos..., que nuestra esperanza de unos cielos nuevos y una tierra nueva no es un espejismo..., sino que se fundamenta en algo tan fenomenal como que..,¡Dios es de los nuestros!

Por eso te digo lo que les deseo a todos: "¡FELIZ NAVIDAD!", que no, "¡Felices Fiestas!", porque desde diversas instancias se está promoviendo, de manera más o menos solapada, transformar la Navidad en una "fiesta de invierno" o "fiesta del solsticio de invierno". Pero en esto son poco originales, porque se les adelantó en el siglo pasado un personaje siniestro, llamado Adolf Hitler.

Como fueron llegando el resto de los contertulios, pusieron fin a la discusión Federico y Tito, y pasaron a celebrar una animada tertulia en la que intervinieron todos, abordando diversos temas de actualidad. Al final, todos se despidieron de la misma manera: "¡Feliz Navidad!".

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