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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Necesidad perentoria

Los socialistas tienen que resolver su crisis de liderazgo y sustituir pronto a Sánchez

Nos encontramos con un Pablo Iglesias Turrión que actúa muy ufano como si hubiese ganado las elecciones y a un Mariano Rajoy Brey que se comporta como si no le hubieran dicho con claridad que no van a investirle. Además de este par de fenómenos, nos encontramos con un Pedro Sánchez incapaz de liderar al PSOE. La razón es sencilla: ha obtenido el peor resultado de su organización desde que recuperamos la democracia. Como no ha tenido el buen gusto de hacer lo que hacen los verdaderos líderes políticos cuando les sucede un traspiés como el que le acaeció a él, esto es, dimitir fulminantemente, resignar su escaño e irse a su casa, parte de su organización se ha revuelto y, como suele suceder en estos casos, dentro de su propia casa las opiniones se dividen entre los que no se conforman con un líder demediado y los que prefieren quedar encasquillados sin hacer nada.

Contemplemos algún pequeño dato: los de Podemos ganaron en estas últimas elecciones al PSOE en diecisiete de las veinticinco ciudades más pobladas, es decir, el podemismo es fenómeno urbano, pero que significa una tendencia que se puede extender. Por ello, gran parte de los llamados "barones" o líderes regionales socialistas quieren solventar cuanto antes la crisis de liderazgo y no retrasar la fecha del congreso ordinario que el propio Sánchez pretende para ganar tiempo desesperadamente.

Aún en el improbable caso de que se llegase a una deseada gran coalición que, como advierten algunos experimentados observadores políticos, tranquilizase a los mercados sobre la estabilidad de España en los próximos cuatro años, Pedro Sánchez no es la persona llamada a liderar la formación socialista.

Un millón setecientos mil votos ha obtenido el PP sobre el PSOE. A esto se le llama, con todas las letras y sin paliativos, fracaso electoral socialista, cuyo máximo responsable es el susodicho Pedro Sánchez. ¿A qué ponerse la venda sobre los ojos y no negarse a admitir tan incuestionable realidad? No reconocer el problema garantiza la incapacidad para resolverlo. Líderes regionales como la andaluza Susana Díaz o el asturiano Javier Fernández han demostrado su prudencia política al exigir en el reciente comité federal socialista que no se retrase la fecha del congreso, conscientes de que la situación exige rapidez en su solución. Sólo los fans del gran perdedor se apuntan a dilatar los plazos del cónclave que, en buena lógica, ha de rematar el relevo por el bien de los españoles progresistas y la buena marcha de la cosa pública en general.

La alocada idea de un pacto de los socialistas con Podemos sería caer en la trampa que desde hace un año han tejido con tanto esmero el grupito de profesores complutenses tan amigos de los extremistas bolivarianos venezolanos. Porque la pretensión de Iglesias Turrión es suplantar como formación mayoritaria de la izquierda al PSOE. En este sentido, los socialistas que parecen hacer caso a estos letales cantos de sirena, enternecen tanto como llenan de tristeza al comprobar la elevada cantidad de torpes políticos que hay en nuestras formaciones.

Como hemos comprobado en el consistorio de nuestro pueblo o en las instituciones de nuestra provincia, al hilo del presupuesto regional de 2016, Podemos no es de fiar para el PSOE, cuestión que parece no tener clara Sánchez o su inefable y peculiar secretario de Organización, César Luena, que hasta tuvo el atrevimiento, según informan, como se decía, fuentes generalmente bien informadas, de hacer llamadas de advertencia a los líderes regionales para que no se le soliviantasen a su señorito en el reciente comité federal. Tan poca influencia tuvieron sus "serias advertencias" que cada uno dijo lo que quiso, y hasta puso el cuestión el liderazgo de quien ha demostrado ser incapaz de liderar la recuperación de los socialistas que España tan perentoriamente necesita.

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