La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alejandro Ortea

Apoyo envenenado

La búsqueda de votos que avalen la investidura presidencial de Pedro Sánchez

Confía Pedro Sánchez en la formación Podemos en su intento de llegar a la presidencia del Gobierno. Podría preguntar a sus compañeros socialistas de Gijón si la tal formación es de fiar. Porque llegar a tan alta magistratura del Estado apoyado, o consentido, por alguien que no es de fiar es garantía de fracaso o de quedar constreñido a los deseos totalitarios de tan poco confiable formación, como le sucede al alcalde socialista de Oviedo, políticamente en manos de la franquicia podemita ovetense.

Los modos leninistas, totalitarios y escasamente democráticos de Podemos lo invalidan como socio de una formación democrática. Aliarse con el partido de Iglesias Turrión para llegar al poder significa que el poder se quiere por sí mismo y ello, para la ciudadanía se acaba percibiendo y, como consecuencia, pagando electoralmente por ello. Por eso está Pedro Sánchez Pérez-Castejón encontrando tanta resistencia desde amplios sectores de su partido para aceptar una alianza de los socialistas con Podemos, porque junto a ellos para poco valdría encabezar el Gobierno de España.

Esta desconfianza la sienten también líderes socialistas regionales como Susana Díaz, en Andalucía; Guillermo Fernández Vara, en Extremadura; Emiliano García-Page, en Castilla-La Mancha o nuestro Javier Fernández. Y cuando se expresan así es porque conocen el sentir de la militancia de sus regiones y han sufrido experiencias nefastas en sus respectivas relaciones políticas con los integrantes de Podemos en sus zonas.

El camino elegido por Pedro Sánchez es tortuoso y peligroso. Por otra parte, su "chamberlainiana" política de apaciguamiento de las formaciones separatistas, al prestarle senadores socialistas, triste papelón el de los interesados, para que pudieran constituir grupo parlamentario en la cámara alta, a la búsqueda de votos en una posible investidura es otro error que ha significado una gran desafección de los afiliados, simpatizantes y votantes socialistas hacia el primer secretario del PSOE.

Todo ello, ese afán por llegar a la Moncloa a cualquier precio, parece más un intento por librar su propio pellejo a garantizar el bienestar de los españoles y da alas al PP y a sus argumentos de cara a una cercana y posible repetición de las elecciones generales.

Si mencionábamos ciertas tristes situaciones de los senadores socialistas "prestados" a los secesionistas, no son menos airosos ciertos papeles jugados, como el de la diputada socialista Adriana Lastra, que ha preferido apostar por las dudosas posiciones de Pedro Sánchez, alejándose de aquellas mantenidas por quien facilitó su ascenso en el escalafón del PSOE, que no es otro que el presidente asturiano Javier Fernández.

Y, a todo esto, con las aguas políticas nacionales en plena ebullición, en nuestro pueblo no pasa nada o, para ser exactos, se aplican las decisiones políticas de estricta doctrina, es decir, los asuntos cotidianos -y para eso con lentitud y deficiencia- y las decisiones económicas inherentes a la prórroga presupuestaria.

La gente de la caritativa cirujana, a la sazón minoritaria primera autoridad de la villa y su concejo, se dedica a la administración de los asuntos como si tratase de un "software" de gestión municipal: sin ideas propias ni iniciativa alguna y, como ya dijimos, hasta con un deficiente mantenimiento de nuestras calles, plazas, parques y jardines.

Decían el otro día que el pasado lunes, el tercero del año, fue el denominado como "Blue Monday" o lunes triste; el más deprimente, vamos. Por aquí nos tocan unas cuantas semanas tristes. Y, sin embargo, aguantamos.

Compartir el artículo

stats