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Cronista oficial de la Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz

La Semana Santa de la Misericordia

El mensaje papal del perdón se hace visible estos días en el Credo tallado de las celebraciones sacras de la Pasión

En este Martes Santo quisiera compartir con todos los lectores de este diario, al margen de sus creencias y posicionamientos ideológicos, una reflexión sobre el significado de la Semana Santa o, lo que es lo mismo, la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Para los no católicos posiblemente la Semana Santa sea vista, sencillamente, como una cruenta representación del ajusticiamiento y muerte de un ser humano inocente. En lo sustancial esto sería con lo más básico con que se quedaría en la mente cualquier persona, al margen de sus creencias, país de procedencia o etnia. Sin embargo, para los católicos la Semana Santa representa mucho más y en la profundidad de su mensaje radica su importancia y riqueza dentro del patrimonio cultural y religioso de la Cristiandad. La muerte de Cristo Hombre significa su sacrificio voluntario por la redención de todos y cada uno de los que deseasen reconocer sus pecados y le siguiesen, al margen de sus etnias, procedencias y delitos. Este mensaje lejos de ser triste e incluso pesimista contradice por completo la visión que tendría cualquier persona no creyente y que apuntamos antes. Este es un mensaje lleno de alegría, optimismo, esperanza y de misericordia de Dios. En este sentido, creo que la presente Semana Santa 2016 tiene un significado especial al poner el acento en la alegría del perdón de Dios en la línea del magisterio del Santo Padre Francisco, que le llevó a convocar el Año Santo de la Misericordia en el cual nos encontramos inmersos. El mensaje fundamental de la muerte y redención de Cristo es tan hermoso y transformador que puede redimir a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de sus ataduras y amarguras. Cristo Hombre murió perdonando a los que le ajusticiaron, a pesar de estar completamente equivocados, y murió para redimir todos los pecados del ser humano. Este perdón universal y sincero es la máxima representación de la misericordia de Dios, un Dios que sabe hasta el más pequeño de nuestros pecados o errores pero que a pesar de ello nos perdona y nos salva con la única condición de nuestro arrepentimiento y que nos devuelve su cariño una vez tras otra, por muchas veces que tropecemos si al final nos enmendamos. Por eso cuando el Santo Padre Francisco nos llama en este Año Santo a ser tan misericordiosos como el Padre, nos insta a que perdonemos en nuestro día a día a todos los que nos rodean.

Creo que una Semana Santa entendida no como muerte sino como misericordia de Dios es un hecho tan maravilloso como importante que anima a los católicos a cambiar su forma de entender el mundo y a los no católicos a su acercamiento al rebaño de Dios. El Buen Pastor siempre cuida de todas y cada una de sus ovejas y si una se pierde siempre la buscará hasta encontrarla.

No quisiera acabar mi intervención sin destacar, en el contexto de la Semana Santa de Gijón, que las cofradías y hermandades de nuestra ciudad simbolizan lo principal del mensaje sobre el que he reflexionado a lo largo de estas líneas. La Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz, a la cual pertenezco y soy su Cronista Oficial, simboliza la santa y verdadera Cruz en la que Cristo murió para perdonar los pecados al mundo. La Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro simboliza la muerte de Cristo en espera de la Resurrección. Por último, la Ilustre Hermandad de la Santa Misericordia simboliza la muerte de Cristo Hombre que murió perdonando a sus captores y, por extensión, el perdón de Dios que se apiada del ser humano con todos y cada uno de sus defectos y fallos.

Para ir concluyendo quisiera lanzar una pregunta al aire: ¿Es casualidad que en la actualidad existan y subsistan estas tres cofradías y hermandades en la ciudad de Gijón? Yo creo que no. La Mano de Dios ha querido con su sutilidad habitual poner el acento en lo fundamental de este mensaje de salvación y que en este Año Santo de la Misericordia se comprende con mucha más facilidad.

Si cuando veáis pasar los pasos de las tres cofradías y hermandades de nuestra ciudad recordáis este mensaje tan visible pero a la vez oculto, me daré por satisfecho. Estos párrafos habrán tenido alguna utilidad.

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