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Crítica de arte

Loreto Pozuelo y sus obras de variadas lecturas

Loreto Pozuelo (Madrid, 1974) es licenciada en Bellas Artes por la Complutense. En 2006-2007 realizó pinturas y esculturas de gran formato para el Hotel Monte da Quinta, situado en Quinta de Lago, Algarve, Portugal. Ha realizado exposiciones individuales en Tarifa, Cádiz, Quarteira (Algarve) y Pozuelo de Alarcón. En estos meses se está presentando en las salas de El Corte Inglés, primero de Avilés (marzo), luego en Gijón (abril) y por fin en Oviedo (mayo).

En Gijón cuelgan en la sala 17 obras, unas al óleo sobre tela y otras sobre tabla. Doce de ellas están enmarcadas por la propia pintura y otras cinco son enrollables, sostenidas arriba y abajo por varillas metálicas como los antiguos tapices. Seis son de tamaño pequeño y el resto, más bien grandes. La "Dolorosa" mide 180x80 cm. Y "Levante" 100x200 cm. La pintora firma con sus dos iniciales en mayúscula y combinadas, de modo que la parte baja de la primera letra forma el óvalo de la parte alta de la segunda. Y titula sus obras para dar pistas de lectura e interpretación, dando pie a que el espectador contribuya a dar su propio sentido a las mismas. Otra notable característica de esta pintora es su combinación de colores cercanos, verdes sobre verdes, rojos sobre rojos de diferente tonalidad. Y desde luego, hay un toque surrealista en la pintura de Loreto Pozuelo. Repasamos alguna de sus obras.

"Levante" alude a la dirección del viento, que mueve las aspas de generadores eléctricos. Pero también actúa sobre las nubes, que adoptan la forma de caballos al galope tendido, y un perro más quieto. Decía Leonardo da Vinci: "Me ha sucedido a veces, mirando una nube o un muro, descubrir en ellos manchas que despertaban mi invención, gracias a la perfección de sus movimientos y actitudes" (Tratado de la Pintura, IX). "El sur del maestro" es un homenaje a Vincent van Gogh, con las sillas de su habitación y sus muchas pinturas de girasoles. En "Hagan sus apuestas" vemos cuello y cabeza de caballo, cuerpo verde sobre fondo rojo, cuerpo verde recubierto de números verdinegros, el caballo convertido en números que significan dólares, euros o libras esterlinas. "Clavileño" no es el caballo de madera de Don Quijote (II, 40-41). Es una cabeza de toro rojo cubierto de claveles rojos en contraste con tallos verdes. Las dos etapas de la vida del toro bravo, el verde de la dehesa y el rojo de la muleta. La "Nube negra" al carboncillo lanza gotas de lluvia recubiertas de pan de oro. De nuevo la ambivalencia de la lluvia y la crecida de los ríos: desastre de inundaciones o desprendimientos de tierra o bonanza de la cosecha. "Efímero" es un corazón de hojas de otoño, al óleo sobre tabla, fondo verde, hojas ocres y casi rojas. Soplará el viento y se las llevará. Efímeras son las estaciones que pasan, efímera es la vida y tantos amores desconcertados. Pero hay todavía obras más complicadas o surrealistas, como esos peces rojos que salen como volando de una chimenea ("Bajo el calor del hogar"), en vez del humo de la fritanga de pescado. O "La playa", con esas piernas de mujer con zapatos rojos, rodeadas de conejos. Esta sí que admite múltiples lecturas.

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