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Coros jovencillos

La escasez de canciones asturianas para los grupos corales infantiles y su exceso de movilidad corporal

La estación primaveral en Asturias favorece también el brote de certámenes y encuentros corales de distinto tipo, también los de carácter infantil y juvenil. Es algo que genera ilusión y esperanza en las personas que amamos esta forma de hacer música, o sea, en conjunto y con la propia voz.

Me referiré sólo a los coros más jóvenes.

El pasado sábado, día 21, asistí al XXV Certamen de Coros Escolares en el Centro Municipal Integrado de Pumarín Sur organizado por el Coro Asturiano "Gijón" y el aval de la Federación Coral Asturiana (FECORA).

Aunque se trataba de nada menos que del veinticinco certamen coral, no había yo asistido a ninguna de las anteriores ediciones. Sí asistí a la de este pasado sábado para poder pulsar un poco el ambiente de ese segmento coral y me encontré con un par de sorpresas llamativas. La primera fue leer en el díptico anunciador de coros y obras, la presencia de sólo tres o cuatro canciones de tipo asturiano de un total de veintidós títulos de obras que allí se anunciaron y que después sonaron.

La segunda sorpresa fue comprobar lo extendido que está entre los coros de pequeños la utilización del movimiento corporal de los niños mientras van cantando su canción. Vamos, una manera de hacer música que casi se está convirtiendo en una manía (que, por cierto, también la utiliza algunos de nuestros coros mayorcitos).

No hace mucho, a finales de abril, concretamente, el sábado 23, tuvo lugar el V Encuentro de Jóvenes Coros de Asturias en el Auditorio de la Plaza de la Gesta ovetense al cual no he asistido, sólo dispuse de la referencia de prensa y, entre ocho agrupaciones corales, ni uno solo incorporó pieza alguna de sabor asturiano, según figura en el listado de obras que llevaban. Supongo que debió de funcionar también en esta ocasión el espectáculo corporal coordinado y semigimnástico mientras cantaban.

No cabe la menor duda que de esa movilidad bien conjuntada, imprime plasticidad y gracia al coro cantor, pero tal vez distrae al que escucha, pues no le permite fijar bien la atención en lo esencial del canto coral: afinación, emisión vocal, empaste, tímbrica, fraseo, justeza rítmica y otros matices. Estos sutiles aspectos auditivos pueden quedar ocultos detrás de una movilidad que entra más por los ojos y que llama más la atención del oyente. Voy incluso un poco más allá, hasta puede ser ello el paliativo, la disculpa para no llegar a darlas todas en el aspecto estrictamente musical.

Volviendo a la escasez de canciones asturianas aptas para coro infantil o juvenil, destaco el comentario de uno de los directores de coro con quien hablé el pasado sábado en Centro de Pumarín de Gijón: apenas hay repertorio disponible a varias voces iguales o mixtas, coincidíamos los dos en pensar. Y ya se sabe, de donde no hay, no se puede sacar nada. Se impone, entonces, el nutrir y cuidar ese aspecto de la vida coral. No sobraría que FECORA le prestase más atención habiendo como hay fórmulas muy válidas para conseguir logros en ese aspecto. Sólo es cuestión de voluntad.

Lo mismo que también habría solución para superar esa endémica deficiencia que aqueja a los casi cien coros de adultos de nuestra Asturias en cuanto a la actual media de edad de sus componentes (60 años o más). La fórmula consiste en tener un poco de visión de futuro. Y, como en el punto anterior, también sería cuestión de voluntad.

Si los profesores de música de las etapas Primaria y Secundaria, debidamente capacitados, formasen en su centro un coro de alumnos y dispusieran del mismo tiempo de ensayo que para cualquier otra asignatura, con el paso de los años, esos alumnos, ya creciditos, entrarían seguro a formar parte de algún coro, ya que esa experiencia en la etapa infantil marca muchísimo a la persona, vamos, que la deja muy tocada, para bien, claro. Y eso no tendría lugar a los 60 años, sería en edad mucho más joven.

Pero sé que con esto estoy tocando un punto delicado que afecta muy directamente a la Administración Pública, pero que no es una cuestión tabú o inabordable, supongo.

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