La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica / Arte

La imagen como herramienta creativa

Rosa Muñoz muestra en Gijón algunas de sus creaciones de la llamada fotografía escenificada

Rosa Muñoz (Madrid, 1963) es una fotógrafa de reconocido prestigio en España y en el mundo occidental. No vamos a hablar de sus numerosas exposiciones individuales, ni de las ferias de arte nacionales e internacionales en las que ha estado presente, ni de las instituciones y museos que poseen obra suya. Todo eso puede consultarlo el lector interesado en internet o en los libros sobre la artista que, editados a modo de catálogos, están en la galería de Aurora. Estos libros son: "Rosa Muñoz. Fotografías" (2006), "Rosa Muñoz. Mentiras verdaderas" (2010), "Rosa Muñoz. Memorias construidas" (2012) y algún otro.

Empezó muy joven Rosa Muñoz a trabajar hace veinte años como fotógrafa para diversos periódicos y revistas, donde destacó por su serie de retratos, primero en blanco y negro y enseguida en color. Lo que va a ver el visitante de la galería gijonesa son docena y media de obras de diversos tamaños, la mayoría en formato de un metro cuadrado, unas sobre metacrilato, alguna sobre papel fotográfico y las más sobre plancha dibond de aluminio, soporte muy adecuado para la viveza de color que manda desde hace años en las fotografías de Rosa Muñoz. Tales planchas llevan por la parte de atrás un marco pegado de madera, que impide curvaturas y permite colgar las obras, pues sobre la plancha de aluminio de tres milímetros de grueso no se pueden roscar hembrillas. La gran mayoría de las obras de Rosa Muñoz que están en Aurora pertenecen a las series Casas (1992) y El bosque habitado(2003-2006). Otras series como los antiguos retratos, Paisajes de futuro (2011), Estratos del tiempo (2014), Objetos encontrados (2015), La Evolución del Hábitat (2015) o Fotografía del tiempo (2015) no están representadas.

¿Y qué es eso de la fotografía escenificada? Pues se trata de lo contrario de fotografía documental. Esta va a la caza de la realidad pura y dura, documenta momentos, situaciones y personajes, por más que hoy en día se pueda dudar de cualquier documento fotográfico, cosa que aprendieron a hacer los fotógrafos de la Unión Soviética, cuando Stalin mandaba suprimir de una fotografía a compañeros de partido caídos en desgracia. En el caso de la fotografía de puesta en escena, el artista fotógrafo construye la realidad, se inventa un escenario, una realidad al servicio de su propia mirada. Sin embargo, esa mirada sobre una realidad no real, sino construida o escenificada, tiene que hablar luego al espectador, transmitirle o comunicarle algo, como toda obra de arte. No puede ser muda. Así se entiende eso de las "mentiras verdaderas", pues en cuanto realidad construida, son falsas, pero en cuanto a lo que habla o transmite, son verdaderas.

La serie "Casas" nos habla del modo de pensar y sentir de los primeros años setenta del siglo pasado, cuando Rosa Muñoz era una niña. Sus recuerdos impregnan estas fotografías, donde no hay personas, sólo su huella, su modo de vivir. En "Todo se inclina" la silla, el retrato de Franco, la mesa del televisor y la lámpara de pie, están inclinadas. Parece conjugar Rosa Muñoz inclina con declina. Todo pasa y nada queda. Fíjese el espectador en esta habitación de una casa en proceso de derribo, con paredes de ladrillo y vigas de madera. Rosas Muñoz ha pintado la pared como un damero blanco y negro, a juego con casillas del mismo tamaño y color que la tela extendida sobre el suelo. En habitaciones muy semejantes a esta trascurre toda la serie "casas". "Habitación con vistas" carece de ventanas visibles. La única vista es irónicamente la pared pintada de azul celeste sobre el cabecero, con un sol de metal, o tal vez el cuadro que está sobre la cama, en el que unos niños juegan a la gallina ciega, protegiendo al niño de ojos vendados su Ángel de la Guarda. La cama de matrimonio está también vacía, pero seguramente cargada de vivencias y recuerdos. La "Peluquería" dispone de una cierta acumulación de objetos, que ha sido necesario buscar y situar, con gracia y equilibrio, pues la acertada composición es uno de los valores de Rosa Muñoz. Esta habitación de la casa en ruinas donde se instala la Peluquería, parece contigua a las demás. Como si estuviéramos en un plató de cine o televisión con distintos escenarios. Porque todo esto es una especie de producción de escenas a la manera cinematográfica, pue se pintan paredes, se disponen alfombras o telas cubriendo el suelo, se cuelgan luces o ventiladores y se colocan los objetos más variados. Se puede tardar tres días, a cinco o seis horas diarias, para confeccionar estos escenarios, lo que justifica que Rosa Muñoz haga una tirada de seis ejemplares de cada una de sus obras. Pero las peluquerías para señoras de hoy son muy distintas a esta que vemos aquí recreada. Las nuevas peluquerías disponen de grandes ventanales: todo está a la vista del público que camina por la acera, desde el lavado y el secado o teñido del pelo hasta la manicura. Uno de los escenarios mejor construidos de la serie "casas" es "Mirando al mar", con el espacio abierto al fondo con lavabo y espejo, la cabeza de ciervo, el sillón, la pared con marina que da nombre a la obra y esa naturaleza verde en primer término que ya augura la serie siguiente. Al trabajo de pintar paredes, buscar y organizar objetos, hemos de añadir la iluminación, pues en cada fotografía se disparan cinco o seis flashes simultáneos y cada uno de ellos resalta y da valor a un objeto o zona del escenario, contribuyendo en su conjunto a conseguir ese color de gran potencia expresiva.

La serie "El bosque habitado" va más allá de la realidad, incurriendo en ensoñaciones surrealistas. Aquí también hay objetos y hasta habitaciones enteras en medio de la naturaleza. Al escenario se añade una nueva dificultad, la de entreverar muebles y objetos con árboles y plantas en diferentes planos o distancias, como podemos observar en "La habitación de mi casa".

Confiesa sin complejos Rosa Muñoz que la fotografía es una herramienta creativa como otra cualquiera. Admira entre los primitivos, los retratos de Julia Margaret Cameron (Calcuta, 1815-1879) y las composiciones escenográficas de Oscar Gustav Rejlander (Suecia, 1813- Londres, 1875). Entre los actuales, cita las escenas surrealistas de cine negro del americano Gregory Crewdson, la fantasía colorista de Erwin Olaf, los espacios abandonados de Lori Nix, el tratamiento del cuerpo femenino de Ciuco Gutiérrez y los trabajos del videoartista Bill Viola.

Compartir el artículo

stats