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Musicólogo

Asturias: territorio de metal

"Mägo de Oz" descarga su potente heavy folk ante miles de fans en Metrópoli

Nuevo acierto de la organización del festival al apostar por uno de los exponentes más populares del heavy nacional. "Mägo de Oz" llegó con "in extremis" a un concierto que apuntaba a suspensión por la salmonelosis del cantante de la banda, el carismático "Zeta". Fue un alumno de éste, Rubén Kelsen (vocalista de "Debler"), quien tomó la alternativa poniéndose al frente de la banda y encarando con valentía y desparpajo el concierto. Digno deun argumento de película: la responsabilidad y la oportunidad le llegaron a Kelsen en un concierto de los grandes y con una audiencia exigente entre las que se escuchaban opiniones encontradas. La banda arropó en todo momento al joven vocalista, que fue ganando seguridad y mostrando sus dotes hasta ganarse al respetable.

Esta circunstancia le daba al concierto un plus de épica, algo que le sobra a esta banda, porque todo lo hacen a lo grande: luces, escenografía, gestualidad y, sobre todo, vatios. Arrancaron con una bofetada de sonido en forma de "Pensatorium" y el público comenzó a rugir; era el pistoletazo de salida a una noche de metal para la que muchos ya habían tomado posiciones frente al escenario una hora antes, y es que la fidelidad del público del metal es pura devoción, y los conciertos una suerte de ritual. Si "Hombres G" habían llenado con un público intergeneracional y una música para todos los públicos, 24 horas después "Mägo de Oz" atestó Metrópoli con una legión de seguidores uniformados con camisetas negras.

Este grupo ha conseguido encabezar la línea folk del metal en España, con una mezcla equilibrada entre baterías y guitarras fieles a las convenciones del heavy ("powerchords", "tapping", dobles bombos) y melodías e instrumentación de la música celta (violín y flautas) una mezcla instrumental contundente para que la combinación de tesituras en las voces (principal y coros de corte lírico) otorguen a las melodías la épica necesaria. Todo es intensidad, pero además, todos y cada uno de los músicos tienen oportunidades para mostrar sus habilidades en el escenario, porque los temas alargan las partes instrumentales para enlazar solos. Así, el escenario parece en ocasiones una pasarela, con músicos que entran y salen constantemente sin que el espectáculo decaiga en ningún momento. Lo único que supuso un parón fue la prolongada presentación de la banda, quizás para tomarse un respiro.

"La danza del fuego" marcó el punto de inflexión en el concierto: la gente comenzó a corear, los cuernos comenzaron a aparecer en las manos levantadas de los asistentes. Después, "Hoy toca ser feliz", con guiños evidentes a la canción del musical "Mago de Oz". Hubo también momentos para parar el huracán e introducir los tiempos lentos, como la balada "Desde el cielo", en la que el vocalista se lució, o "Duerme", con la melodía de "Scarboroughfair" en la voz de Patricia Tapia. El concierto tuvo también una colaboración especial, el guitarrista asturiano Alberto Rionda ("Avalanch"), que acompañó a la banda en "Los renglones" y "Vuela alto".

Aún quedaba la traca final de los bises: "La costa del silencio", "Molinos de viento" y, por supuesto, "Fiesta pagana". También aquí fueron de menos a más, y el final fue la comunión total entre banda y público, algo apoteósico. El metal ha tardado en entrar en la programación de Metrópoli, pero lo ha hecho a lo grande; quizás sería conveniente tomar nota para la próxima edición, porque está claro que Asturias es tierra de metal, tanto por bandas como "Avalanch" o "WarCry" como por su legión de seguidores.

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