Está claro que la playa de San Lorenzo se reinventa cada verano. La impresión de que el arenal del centro de Gijón no cambia de piel cada doce meses es falsa. Es algo nuevo cada estío por más que la pleamar y la bajamar se sucedan con puntualidad británica de antes del brexit. Claro que la permanencia de San Lorenzo choca, por ejemplo, con el vídeo de una carrera ilegal de coches por vías del rural gijonés que este periódico subió a su página web ayer. Las imágenes provocan escalofríos mucho antes del accidentado final porque observar a los alocados pilotos cruzarse con un autocar poco después de intentar un adelantamiento en curva o rozar a un coche que sale de una vía lateral sirve para comprobar el nivel de irresponsabilidad o locura de algunas conciudadanos. Los veranos gijoneses dan para mucho, hasta para seguir una ilegal carrera de coches contra la que parece imposible una prevención siempre necesaria.
