La Feria de Muestras de Gijón cumple su 60 edición este año, de ellas fui testigo y cooperante. Luis Adaro Ruiz "resucitó" la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Gijón, que languidecía sin ninguna actividad. Se hizo cargo de la entidad cameral y reunió a un grupo de empresarios, cuya primera decisión fue buscar un nuevo local (en la calle del Instituto) más amplio, y renovar la plantilla.
Una de las nuevas actividades llevadas a cabo fue la exposición de productos industriales fabricados por empresas de Langreo. Los productos se presentaban en todo el frente del local de la Cámara, cerrando el tráfico de la calle.
Esto fue el embrión de la Feria de Muestras de Gijón, oficialmente aprobada en 1965 para celebrarla en el mes de agosto, ya que en este mes no se celebraba ninguna otra. Ese año tuvo lugar su novena edición, tras varios años de interrupción.
La primera de las Ferias de la nueva etapa se celebró en la entonces Escuela de Peritos Industriales, en la avenida de la Constitución, utilizando el Salón de Actos y Aulas (estábamos en tiempo de vacaciones); pero pronto se vio que resultaba insuficiente, por lo que se consiguió ocupar los bajos del edificio recién terminado enfrente de la Escuela de Peritos.
Bajo la Presidencia de Luis Adaro se inauguró el primer recinto ferial, germen de la actual Feria Internacional de Muestras de Asturias, en la margen derecha del río Piles.
Esta fue, y es, un mercado especial, con gran capacidad, variedad de oferta y atracción de público (potenciales compradores). Fue y es un centro de ventas y espacio para el pacto de negocios. Supuso un gran "escaparate de Asturias" y una plataforma de exhibición de los proyectos futuros.
Requiere una gran inversión, pero los resultados son siempre satisfactorios, pues se unen oferta y clientes y se crea un importante foco de negocio, diferente y original.
Como consecuencia de esto, la Feria de Muestra de Asturias ha tenido un importante efecto dinamizador de la economía asturiana.
