La Orquesta Filarmónica de Asturias (OFA) cumple un año, y lo celebra con una semana llena de eventos populares: primero la actuación del pasado miércoles junto a Raphael en Santander y despuésla clausura del "Festival Arco Atlántico" el domingo en la Plaza Mayor. En esta última cita, la expectación era grande, el tiempo acompañó y hubo buena afluencia de público para un concierto inusual en el que se estrenó la Suite sinfónica "Xabel's Dream" del compositor Juan Carlos Casimiro.

Empezaron con el plato fuerte: la "obertura en Re M" y "Xabel's Dream", obras de carácter postromántico, con temas bien definidos que se expanden y se desarrollan a base de variaciones que otorgan un papel protagonista a la gaita; un lenguaje musical muy cinematográfico que se ajusta a las cualidades de la OFA y al que nos tiene acostumbrado su compositor. La apuesta por la eufonía es clara y los detalles populares, como el empuje ternario o el carácter estrófico de la parte vocal, encajan bien en las piezas. La soprano Abenauara Graffigna, a quien vimos hace un par de semanas en la primera función de "La sonámbula", volvió a brillar con una interpretación llena de carácter. Los efectivos finales de ambas obras desataron ovaciones entre el público.

A partir de aquí vino el relleno: piezas breves, populares, inconexas y con dudoso "carácter atlántico", como aglunos números de la ópera "Carmen", la "Danza bacanal" de la ópera "Sansón y Dalila" de Saint-Saëns o la marcha n.º 1 de "Pompa y circunstancia" de Elgar. Sucedió lo mismo que en el concierto inaugural de "De vacas", donde el repertorio atlántico brilló por su ausencia. Puestos a buscar raíces atlánticas de carácter sinfónico, podría haber sonado el "Capricho español" de Rimski-Korsakov, que cuenta con varios temas populares asturianos. Por supuesto, el repertorio gustó, y mucho, son piezas de las que aparecen en las colecciones de quiosco cada septiembre, de las que suenan en la "tele" y que todos hemos silbado o tarareado alguna vez, pero cabía esperar un programa más acorde a la clausura de un festival que parece estirar el arco hasta límites insospechados para abrazar territorios y tradiciones.

Para cerrar el concierto volvimos a los aires asturianos con dos obras de Casimiro que sonaron en el teatro de la Laboral hace un año, en la puesta de largo de la orquesta: la "Loa" y el "Panegírico", esta vez sin coro, para soprano, gaita y orquesta. Dos piezas con fuerza y con carácter épico, especialmente la segunda, construida con el himno de Asturias. Obviamente la ovación fue rotunda, y volvió a sonar la "Obertura en Re M" como bis. La OFA estuvo bien, es una orquesta versátil, compensada y que va ganando entidad como conjunto; sin embargo, más allá de la colaboración de este verano con la International Opera Studio, sigue sin afrontar un repertorio de obras completas y de grandes dimensiones que le permita reivindicarse como conjunto sinfónico.