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Rúbricas y taifas

La sinrazón de que los alumnos de segundo de Bachillerato puedan examinarse tres veces de lo mismo

Este curso 2016/17 la nueva ley de reforma educativa del PP (LOMCE) se implantará en los cursos pares de Secundaria: 2.º y 4.º de ESO y 2.º de Bachillerato. A día de hoy el caso más curioso ronda a los alumnos de 2º Bachillerato (antiguo COU). Por una parte tendrán los exámenes finales del instituto, a lo que hay que añadir la reválida nacional establecida mediante la LOMCE vigente por el gobierno central -casi calcada de la PAU que dicen desaparece-, y ahora 9 universidades -entre ellas la de Oviedo- anuncian que han acordado realizar su propia PAU (Prueba de Acceso Universitario). La primera reflexión viene sobre la reválida de 2.º de Bachillerato, si no va a tener valor académico alguno esta vez, aparte de la cuestión de fondo de por qué hay que revalidar lo que ya está recién validado por el profesorado que durante un año ha desarrollado la docencia con ellos día a día: ¿qué necesidad hay de realizarla? La segunda respecto a la "confederación de varias universidades". Si 7 universidades deciden por su cuenta hacer y reconocerse entre sí otra PAU, y otras 5 hacen a su vez a su aire lo que les parezca, ¿a qué grado de dispersión y desbarajuste podemos llegar? ¿Estamos ante una enseñanza nacional o ante una amalgama de reinos de Taifas universitarios? Una cosa es que el Estado no sea centralista y delegue competencias de gestión regional a las comunidades autónomas, y otra distinta que renuncie a una mínima y necesaria coordinación y equiparación: ¿dónde quedan así los desvaríos la igualdad de derechos y oportunidades?

Si no cambian las cosas en las próximas semanas probablemente nos veremos abocados a las terceras elecciones generales en un año, si bien el refrán dice "A la tercera va la vencida" desde el punto de vista educativo llevamos muchas más de tres, pero lo cierto es que han cambiado poco cualitativamente por la acción de los gobernantes, a pesar de los cambios cuantitativos de leyes, más en aspectos de retórica, propósitos y terminología que de contenidos para mejorar la enseñanza. En campaña electoral a casi todos se les llenará la boca de "pacto educativo" por tercera vez este año, aunque llevamos décadas sin concretarlo en sus fundamentos. Arranca un nuevo curso y grandes problemas estructurales se mantienen: inestabilidad legislativa (¿qué ley educativa estará en vigor dentro de dos años?), presupuestos ajustados, disminución de alumnado por la base, carencia de un Estatuto Docente Nacional, regiones de España donde no se puede estudiar en español, libros que dicen ser de historia y son de adoctrinamiento partidista, tendencia a imponer la igualdad de resultados en vez de impulsar la igualdad de oportunidades, de desarrollar la libertad de elegir según los intereses y aptitudes del alumnado, y de premiar el mérito para aprender. Me ha gustado "Ben Hur (2016)" pese a las malas críticas que le achacan aportar poco nuevo. La cuestión no es tradición o novedad, sino utilidad. La nueva versión acentúa los valores cristianos frente a los romanos, aunque peque de idealismo, útil desde la libertad religiosa.

Se van introduciendo las nuevas tecnologías en el aula, ahora es posible utilizar más vídeos como recursos didácticos, sin embargo en ocasiones en vez de facilitar el trabajo agilizándolo lo que hacen es multiplicarlo. Un claro ejemplo es el control de las faltas de asistencia, que ahora debe hacerse por "cuatriplicado". Hay que escribir en hoja tamaño folio en la mesa del aula los ausentes para los respectivos tutores, en hoja pequeña las faltas a 1ª y 2ª hora para control de Jefatura de Estudios, en otro papel si quieres llevar tu propio control de ausencias a la asignatura, y una cuarta tarea introducir las faltas en el programa informático SAUCE a efectos estadísticos. Esperemos que a medio plazo podamos ir al aula con un Ipad o similar y hacer la tarea de una sola vez: teclear las faltas y que estas se guarden en un archivo (del instituto o "la nube") desde donde lo podamos imprimir los interesados: Jefatura de Estudios, tutores y profesores. Ahora está de moda hablar de rúbricas (antes sinónimo de trazas para firmar o constatar) como conjunto de criterios y estándares, según objetivos de aprendizaje, para adquisición de competencias y evaluaciones objetivas. Y por supuesto reprogramar lo programado para cambiar esta perífrasis por aquella. De momento lo que se constata con frecuencia es la manía y miopía de mantener el sectarismo y la pedantería en la burocracia educativa. Al cabo lo fundamental ya está inventado desde Sócrates y Descartes: razón frente a sofismas y crítica constructiva frente a dogmatismo.

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