Resulta difícil explicar la mezcla musical que vivimos el pasado lunes en la iglesia de la Laboral. El ciclo "Cómplices de Mahou" presentaba a Antonio Orozco e Iván Ferrerio compartiendo escenario en un formato íntimo que buscaba cercanía con el público. El resultado fue el esperado en lo musical: poca interacción entre ambos y reparto de turnos para interpretar canciones con lenguajes muy dispares. Paradójicamente, la mezcla de públicos no fue tan discordante y, a pesar de que cabía esperar poco entendimiento entre los seguidores del "coach" de "La voz" y los de uno de los artistas con mayor trayectoria en el mundo del indie nacional, la paciencia de unos y otros y el poder de la música se impuso y todos disfrutaron del concierto.
Abrió la gala el actor asturiano Alberto Rodríguez, con uno de sus característicos monólogos cargados de humor en clave regional que caldeó el ambiente y desentumeció los ánimos en una noche en la que los calefactores instalados en el macro recinto no pudieron con el frío. Orozco no estaba para fiestas, y no pudo disimular su pesar por la reciente pérdida de su productor y compañero de escenario desde sus inicios, Xavi Pérez. Antes de comenzar a tocar, el sentido recuerdo para su amigo congeló el ambiente que se había trabajado el presentador del evento, y cuando la música comenzó a sonar la cosa no cambió y la melancolía lo invadió todo. Arrancó con "Podría ser", siguió con su gran éxito "Devuélveme la vida", "Estoy hecho de pedacitos de ti" y terminó con "Mi héroe". Orozco confió toda la musicalidad de su recital a la voz, porque el acompañamiento de guitarra y bajo fue monótono y plano; ni siquiera las bases pregrabadas de sintetizador y caja de ritmos en "Temblando" consiguieron dar vida a su concierto y las tímidas palmas que acompañaron alguna canción desde el público se apagaron pronto. Queda claro que a Orozco se le da mucho mejor el gran formato y la banda completa.
Iván Ferreiro salió entonces al escenario para interpretar a dúo "Soldado 229", una canción de Orozco en la que el gallego ha participado. Ese fue el cambio de turno, y Ferreiro se quedó al mando con sus músicos para interpretar temas como "El pensamiento circular" o "Farsante", ambos muy enmarcados en el estilo personal de este músico. La música de Iván Ferreiro se presta a este tipo de formatos, con una guitarra y unos teclados consigue dar vida a canciones en las que la letra fluye de forma natural y capta la atención del público con melodías que maneja a voluntad. También se notó el oficio de quien lleva adaptando su repertorio a todo tipo de formatos para girar por salas con aforos más reducidos. Es también habitual en sus conciertos que regale a los nostálgicos alguna versión de su anterior banda, "Los Piratas", el lunes fue "El equilibrio es imposible" que sus seguidores no dudaron en entonar y con la que acabó de conquistar al público. Hubo tiempo para un coloquio de media hora con ambos artistas antes de que se arrancaran a cantar a dúo una versión de "Turnedo" que, sinceramente, no funcionó y demostró la distancia estilística entre ambos músicos.