Hace ya muchos meses que la municipalidad gijonesa anunció, por sus cauces habituales de propaganda, que la célebre fuente de la céntrica plaza del Carmen iba a ser reparada. Como sabe toda Asturias y parte del mundo, que pasa por ella cuando visita Gijón, la fuente no es que esté seca, es que no cuenta con los surtidores que la alegran, como alegran la vista de los peatones, viandantes y visitantes. Hoy la fuente sigue sin reparar, sin agua que suba hacia lo alto, reducida a ser bebedero de gaviotas y palomas, que se refrescan, se bañan y beben del agua que queda en la base y que, se supone, será agua de lluvia. Gijón, según una última encuesta conocida ayer, es la décima ciudad española en valor turístico. La décima ciudad no es capaz de reparar su fuente más emblemática y conocida en una nueva prueba de dejadez municipal hacia sencillos monumentos urbanos.
