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Protagonista, el tiempo

El año arranca con una meteorología adversa que está causando graves contratiempos a la población

Nunca habíamos visto una meteorología tan desastrosa por estos lares. En algunos sitios hacía mucho tiempo que no la habían sufrido, en otros nunca. Se han sucedido borrascas, ciclogénesis, y después nuevas borrascas y nuevas ciclogénesis. La lluvia, el viento y ahora la nieve han sido protagonistas en nuestras vidas día tras día. Para mí lo peor es el viento, me produce pavor el sonido del aire enfurecido. En el campo se caen los árboles, en las terrazas las sillas, las mesas, te da la impresión que se te va a caer la casa encima. Mi reacción en esos días es quedarme en casa acurrucada y no asomar la nariz.

De repente una borrasca de viento, frío y nieve se extiende por toda España. Las carreteras se convierten en intransitables. Los coches se quedan atrapados. Algunos hasta dieciocho horas sin poder moverse. Parecen imágenes del Este americano, coches y coches paralizados en Nueva York, Michigan, Illinois. Pero allí están más o menos preparados para tales eventualidades. Aquí no y, claro, cuando suceden todo el mundo aprovecha para echar la culpa al gobierno, a Rajoy otra vez. Es un alivio para los políticos tener siempre un culpable tan a mano: pase lo que pase, Rajoy está detrás. Es increíble que sea tan poderoso.

Es cierto que soluciones para estos problemas de carreteras paralizadas, riachuelos desbordados, hielo y nieve no están siempre al alcance de la mano y también es cierto que a las autoridades, a veces, les cuesta bastante reaccionar. Pero no todo el mundo es inepto ni idiota, se intenta solucionar los problemas como se puede y poco a poco las cosas vuelven a ponerse en su sitio. De todos modos, a la gente le gusta mucho protestar y echarle la culpa al gobierno. Se deben encontrar personas con nombre y apellidos que hayan fallado, lugares en donde no hubiera los repuestos necesarios y en donde tendrían que haber estado almacenados y no lo estaban, entonces poner la correspondiente denuncia. Y por lo demás callar.

En Gijón y alrededores no hemos tenido grandes problemas, sólo algunos días a causa del viento; el oleaje era tremendo y rompió con furia parte de la barandilla del Muro.

Nos habían avisado por activa y por pasiva que no iba a poder salir la cabalgata de Reyes, pero resulta que no hubo problemas y los niños pudieron disfrutar con los Reyes Magos, los pajes, las carrozas, la música y la alegría.

Uno de los problemas más agudos con los que nos encontramos en momentos de lluvias, granizos y oleajes es que suelen suceder desgracias personales porque hay mucha gente desobediente que no hace ningún caso de las advertencias de las autoridades. Esta vez una ola se llevó a una pareja que paseaba al lado del mar en un sitio peligroso y con cartel avisando del peligro. El chico y dos personas más se lanzaron a salvar a la chica pero no pudieron hacer nada y casi se mueren ellos con ella. Esta falta de responsabilidad causa heridas y muertes a muchos buenos samaritanos.

Ahora no se permite a los Reyes Magos lanzar caramelos desde lo alto de sus carrozas porque padres irresponsables dejaban a los niños tirarse a las carrozas a coger los dulces y muchos acababan debajo del vehículo, con la muerte de una niña hace poco.

Ya estamos en pleno 2018, esperemos que las cosas vayan bien. Que la sensatez reine. Fuera las mentiras para triunfar en la política o en cualquier ámbito de la vida. Hay que tratar bien a los niños, ellos son el futuro y si conseguimos que sean buena gente, sin envidias, respetuosos, cumplidores y felices serán adultos eficaces, eficientes y competentes. Hay que tratar bien a los enseñantes, en su mano está el futuro de esos niños. Hay que encontrar la manera de que el horario laboral de los padres les permita estar más tiempo con sus hijos, los hijos necesitan a los padres y los padres a los hijos. Y también hay que encontrar tiempo para el deporte y la diversión. La disciplina y la buena organización son importantes. Los alumnos tienen que entender que los padres y los enseñantes saben más que ellos, por estudios y por experiencia y tienen que respetarles y obedecerlos. Ni palabrotas, ni malas contestaciones. Hay que admirar a los sabios, los artistas, los escritores, leer muchos libros con los que se aprende de todo. Reducir hasta un mínimo las horas de móviles, ipads, ordenadores, juegos digitales. Hablar y compartir con los demás.

¿Pido mucho, verdad? Pues me dejo muchas cosas para el próximo año.

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