La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Una cochambre flagrante

El acierto de exponer un problema urbano e implicar al Consistorio

Buenos reflejos los del representante de Ciudadanos en la pasada reunión municipal al reconvertir su propuesta de demolición del estafermo de la casa sindical en un estudio para conocer su estado y si merece la pena rehabilitarlo u entregárselo a la piqueta. Esa antigua casa sindical, que más que antiguo es edificio maltratado y muy mal usado, no es patrimonio de ningún sindicato, eso es una falacia. En todo caso, la figura que más se acerca a la situación de los sindicatos que ocupan algunas de sus dependencias es la de precaristas de momento consentidos. Ahora, debido al maltrato de sus usuarios y al poco o nulo cuidado puesto en el más mínimo mantenimiento hace que el viejo edificio franquista sea una cochambre en pleno centro de la ciudad. Es curioso cómo el portavoz del Podemos local no se atrevió en su parlamento ni a rozar siquiera su origen del sindicato vertical de cuando la dictadura y se retrotrajo a tiempos de la República en que el solar estaba ocupado por un edificio perteneciente a un sindicato anarquista. No. La sindical, racionalista o no es un edificio franquista con todas las letras ocupado en parte por un grupo de sindicatos que, muy cómodos entre unas paredes en mal estado, casi tan malo como el estado en que se hayan sumidos desde el punto de vista social y sindical, ejerciendo más bien el chantaje social que su misión en defensa de los intereses de los trabajadores y de proporcionarles servicios útiles. Gol político de Ciudadanos que, con un solo concejal, desmonta la estrategia de la pseudoizquierda ultramontana podemita con corriente y consigue sacar adelante su propuesta de que el Ayuntamiento de nuestra populosa villa marinera medie con el ministerio competente y se implique en la tarea del adecentamiento de una manzana en importante localización urbana.

El pasado 8 de marzo hubo una manifestación multitudinaria en pro del feminismo y de algunas reivindicaciones de las mujeres, pero una manifestación no es una votación y no pueden adoptarse decisiones por lo que se pida en una de esas concentraciones. Así, resulta que argumentar acerca de la modificar las normas de contratación en función del número de asistentes a una manifestación es un modo de argumentación que sobrepasa los límites de lo admisible democráticamente.

Eso sucedió en el plenario edilicio de marras. Se trata que en las empresas que resulten contratistas del Ayuntamiento no exista la brecha salarial entre hombre y mujeres. Sobre el papel, todo muy bonito, pero en esto llegaron los jurisperitos y pusieron sus pegas. No le quedó más remedio al señor secretario municipal que exponer sus dudas a los circunstantes y pedir un plazo de un mes para estudiar a la luz de la nueva Ley de contratos del sector público y demás normativa la propuesta y que, ojito con lo que se vota de momento. Es lo que pasa por confundir una manifestación con la votación de una norma: los gritos proferidos en una concentración multitudinaria no requieren de información jurídica previa: se gritan, se alzan las pancartas y santas pascuas; pero una contratación administrativa es otra cosa y ha de estar inscrita en el marco de las leyes.

Compartir el artículo

stats