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Meditaciones | desde Paraxes

Celsa Díaz

Todo por la patria

La situación comienza a ser hilarante, pero seguro que a más de uno le sume en el desconcierto. Me refiero a aquellas personas que durante más de treinta años han sido fieles votantes del bipartidismo. Las que estaban convencidas de que el mundo se dividía en dos frentes bien diferenciados y antagónicos; las que creyeron a pies juntillas la impostada versión maniquea de la política nacional. Yo soy el bueno, los otros los malos. Yo la derecha del orden; yo la izquierda social. Y a estas alturas vienen Rafael Hernando o Luis de Guindos confiando en un entendimiento entre dos partidos -PP y PSOE- que comparten "valores comunes" y aportaría gran estabilidad. O Javier Fernández -presidente astur y cariacontecido báculo de Susana Díaz- lanzando una inequívoca señal de entendimiento al Partido Popular, culpable -hasta que apareció Podemos, reencarnación morada del maligno- de todas las desgracias que asuelan nuestro cada vez más maltrecho, contaminado y chamuscado Paraíso Natural. Ver para creer.

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