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Psicóloga y logopeda

Rousseau

Las carencias afectivas que se esconden detrás de la conducta asocial y libertaria del filósofo francés

Rousseau es un ejemplo de dependencia instrumental y de avidez de reconocimiento social, así como de personalidad con un alto componente narcisista y manías persecutorias. Sin madre -huérfano al poco de nacer- que le descubra lo hermoso de la vida (amor, amistad, lealtad, generosidad, gratitud y compasión) y con un padre que despierta en él el desprecio a sí mismo y a los demás, desde temprana edad vive el infierno de ser elegido como hijo favorito por su parecido con la difunta madre, lo que lleva al padre a encerrar en un reformatorio al otro hijo, para así estar a solas con Rousseau. De mayor, como su padre, Rousseau abandonará a sus cinco hijos -nada más nacer- en un orfelinato, porque le podrían distraer de sus ocupaciones. Al reproche moral de las amistades, Rousseau justifica semejante monstruosidad en el "Emilio", mediante su doctrina pedagógica, estableciendo como mayor bien individual y social el que el Estado sea el único educador.

Desde una consideración clínica, Rousseau es un ejemplo de cómo un caso de crueldad e inhumanidad se ha convertido en un modelo de virtud social. Son numerosos los jóvenes, adultos y educadores que abrazan su propuesta moral y social. Como mantiene la psicología de la motivación, a toda doctrina moral y política profesada subyacen ciertas condiciones y disposiciones psico-afectivas, que llevan al individuo a abrazar esta cosmovisión y no otra. El hecho es que el análisis psicológico de la vida de Rousseau, tal como se recoge en sus "Confesiones", su correspondencia y sus escritos mayores, pone de manifiesto que en su doctrina social, política y moral subyace un conflicto afectivo no resuelto y la vehemente necesidad de justificación personal. Lo que para algunos puede ser el gran ideal moral y social, clínicamente es considerado como la vaina que oculta el alma perversa de aquel en el anidaron la crueldad y la inhumanidad de la que es capaz el hombre.

La muerte de su madre le priva de la experiencia de la vida en familia y de la formación de una estructura psico-afectiva sólida. (Rousseau nunca manifestó el menor cariño por su familia). Su padre fue mecánico relojero sin éxito y hombre de carácter iracundo, violento y pendenciero, como también lo fue Rousseau. El hecho de que sus padres no pertenecieran a los círculos de la alta sociedad ginebrina dejará profunda huella en él, hasta el extremo de sentir y expresar "desdén por la multitud". Las carencias educativas de su entorno familiar -nada edificante para un joven en formación- le hacen quedar en ridículo en numerosas ocasiones ante la mirada de quienes sí observan las convenciones sociales. El sentimiento de inferioridad -por su procedencia social- subyace en su doctrina del "buen salvaje" y en el desprecio por la "sofisticación urbana", así como por la propiedad privada y lo que representaba la alta sociedad y la aristocracia (la zorra de Esopo desprecia con vehemencia lo que su corazón anhela y ella no puede alcanzar). Desde este sentimiento de inferioridad cobra luz la propuesta rousseauniana de vida ética, guiada al dictado del instinto o impulso y la condena de la propiedad privada. Mirado bien, su modelo ético sobrepasa la franqueza de los cínicos; incluso, podría sorprender al mismo Antístenes (444-365 a.C.), quien defendió la propuesta moral de vivir según la costumbre natural de los animales y que, en el siglo pasado, es recogida por Kinsey en su "Informe". Rousseau dio ejemplo personal de aquella franqueza de los cínicos, hizo suyo el ideal de la vida salvaje -entiéndase, vida original o pre-cultural-, anteponiendo la espontaneidad a las convenciones sociales y el impulso a la prudencia. (Paradójicamente, mostraba desdén por lo que consideraba conducta primaria de la gente sencilla o humilde y, como el mismo admitía, no se sentía tentado "por costureras, camareras o dependientas". Anhelaba especialmente "las sonrisas de las mujeres de la alta sociedad").

Irredento grosero y descortés, una vez alcanzado el éxito social enfatizó aún más las carencias de su educación y la falta de buenas maneras. Ahora, desde la posición del éxito alcanzado, su lenguaje soez, sus gestos vulgares y descortesía los hace valer en los salones de la alta sociedad francesa como la expresión más elevada de la libertad individual y del intelectual de vanguardia y filántropo. Se sentía cómodo, como él mismo admitía, siendo "grosero, desagradable y descortés por principios". (Coinciden algunos biógrafos en señalar que ha sido "el primer intelectual que explotó sistemáticamente la culpa de los privilegiados? mediante el culto sistemático de la grosería? prototipo del hombre joven enfadado o rebelde" de nuestro tiempo. De ahí el sobrenombre "Bestia de la naturaleza" u "Oso", como gustaban llamarle en los salones de la aristocracia, sobrenombre que él recibía como un halago).

Misógino, la relación con las mujeres fue siempre de dependencia económica. Buscaba la protección de señoras adineradas mediante el procedimiento de despertar la conmiseración en ellas, y les correspondía con abominable ingratitud. No tuvo pudor a la hora de contar en los salones de los aristócratas el "oscuro y sucio laberinto de sus experiencias sexuales", marcada por el exhibicionismo, el masoquismo, el onanismo? Exhibicionista -él reconoce el "insensato placer" al dejar al descubierto su trasero, cuando paseaba por los barrios bajos- e irredento masoquista, buscaba ser humillado y flagelado físicamente por las damas de alta sociedad. En cambio, fue cruel hasta extremo inimaginable con la lavandera Thérèse Levasseur, diez años más joven, con la que convivió treinta y tres años. Ella le sacó de infinitas situaciones de apuro, hizo de enfermera -Rousseau nació con una mala formación en su pene- y le dio cinco hijos. Se burlaba y hacia mofa de ella ante las visitas, lo que justificaba culpándole de mujer "ordinaria e inculta". De Thérèse dijo que nunca sintió por ella "el menor atisbo de amor? las necesidades sensuales que satisfice con ella fueron puramente sexuales y no tenía nada que ver con ella en tanto individuo".

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