Murió don Luis. Cada vez estamos más solos. Era una referencia para muchos de nosotros. Fue un cristiano comprometido con el programa del Fundador, tal como él lo interpretaba: amar, dar y, como Aquel, cuestionar las estructuras que se apoderan del mensaje. Cada conversación con él reabría un mundo de interrogantes que estimulaban para vivir mejor. Era un gran hombre: bueno, generoso y emprendedor, primero en Cáritas y después en Misiones. Le acompañé en un viaje a Burundi en el que analicé el rendimiento del hospital que habían fundado: magnífico. Lo echaremos de menos.