El problema de la proliferación de los lobos en áreas rurales en las que diezman los rebaños de vacas, terneros, potros y ovejas va a quedar resuelto en muy poco tiempo. El Principado acaba de autorizar a los ganaderos que se les muera una res por enfermedad, accidente o un mal parto a dejar el cadáver en el monte para que los carroñeros tengan comida abundante en su medio y dejen de bajar hasta los pueblos. Y los ecologistas de salón ya salieron por televisión la mar de contentos porque esa medida va a suponer que el lobo y toda clase de especies carroñeras van a tener un menú a la carta y de gran calidad. La vaca que por un mal parto se muera pues en vez de llevarla el camión de esa empresa a la que había que pagar para trasladarla hasta Cogersa la puede subir a su "Pascualín" y tirarla en el monte. Chuletas para el lobo.

Cuando hace unos años se prohibió a los ganaderos el dejar en el monte los cadáveres de sus vacunos, ovinos, caprinos y caballares se pensó en los pueblos que bueno, aunque hubiese que pagar por el transporte, era mejor perder de vista a la res muerta, a la que generalmente se le tenía cariño y aprecio, que dejarla convertirse en carroña en cualquier bosque. Quienes legislaron todo aquello puede que aun sigan en activo en sus despachos enmoquetados de la ciudad y ahora, mire usted por dónde, vuelven a retomar la costumbre antigua. Algo no cuadra porque o estaban equivocados entonces o yerran ahora.

Pues nada, a partir de ya el lobo tendrá a su disposición desayuno-almuerzo y cena, cabe también la merienda, y puede seleccionar entre un jamón de un gochu que se haya atragantado con una patata cruda y termine muriéndose o un suculento entrecot de ternera. Puede no ser apropiado para el medio ambiente lo de dejar los animales muertos en el monte pero el lobo sigue siendo un privilegiado porque va a estar bien "fartucu" en su hábitat y así dejará de bajar hasta los pueblos para saltar una alambrada y tener que correr detrás de las ovejas antes de disponer la mesa para la cena. Chuletas para los lobos. Problema resuelto. Parecía muy difícil y se solucionó de un plumazo en el boletín ese del Principado. ¿Todos felices? Los lobos, sí. Era de lo que se trataba.