La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cataluña

Si yo fuera Mariano Rajoy, estos días no dormiría muy tranquila, y es que menuda la que ha liado en Cataluña. Y digo esto porque en mi opinión si el presidente del Gobierno se hubiera parado a escuchar a los independentistas en su día, ahora la cosa probablemente no estaría como está, encendida. No es que quiera yo que Cataluña se vaya de España, ni mucho menos, pero cuando a uno se le niega el turno de palabra se la va hinchando la vena como a María Patiño, y al final pues revienta. Estoy segura de que hoy el número de independentistas es el doble que hace dos años, por la negativa gallega de Rajoy de escucharles, y ahora se montó la de mi madre. Los gobiernos tienen que enfrentarse a los problemas políticos que surgen en el país y no vale esperar sentado a ver si se calma la cosa, que eso casi nunca suele funcionar. Ni el perro vuelve sin ir a buscarle, ni la cama se hace sola, ni el nido se hace sin paja. Como nos quedemos sin Barça-Madrid, entonces sí que no te lo perdonan, Mariano.

Compartir el artículo

stats