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Psicóloga y logopeda

Hitler: destructividad ante amenaza

El origen de la bestialidad extrema y la crueldad

¿De qué calado ha de ser la herida en el alma, para que en ella anide tanto odio? ¿De qué naturaleza ha de ser el daño infligido en el alma de un niño para propender a tal grado de destructividad? "Ningún animal se halla bajo la compulsión de tener que vengar, decenios más tarde, humillaciones narcisistas padecidas a una edad temprana".

La destructividad es una conducta por reacción ante lo que la persona considera una amenaza o un daño recibido. En el individuo puede no darse la conciencia del daño en sí, tan sólo del sufrimiento. Pero hay personas que ni siquiera tienen la percepción clara de que sufren. En este extremo, estas personas son proclives a la racionalización del discurso, a justificar sus acciones. La aprehensión de la propia realidad, en este caso, queda investida de cierta carga moral e idealista, en la convicción de que cualquier otra persona inteligente o sensible, para ver las cosas como él las percibe y vive, haría estas razones suyas y enarbolaría la misma bandera.

Hitler se encuentra en la lista de esos dirigentes que han enarbolado la bandera de la liberación de los oprimidos, la clase campesina y obrera, frente a los opresores. Así se recoge en la introducción a su autobiografía, "Mi Lucha": "El socialismo nacional que practica el actual régimen en Alemania revela la acción del Estado a favor de las clases desvalidas; es un socialismo realista y humano, fundado en la moral del trabajo". Añade: "lo anima una pasión altruista al servicio de miras elevadas: la grandeza de la patria y el establecimiento de la justicia social". Como en otros personajes históricos sorprende la contradicción entre la sensibilidad que dicen profesar por los oprimidos, de un lado, y el despotismo rayano la bestialidad extrema o crueldad al que se entregan y practican.

Ya, en las primeras páginas de la autobiografía, lo que el propio Hitler y otros consideran la expresión del sentir de un idealista, y con motivo de "una acción colonial" por parte del Reich, se deja ver lo que inconscientemente atormenta el alma de Hitler: "?surgirá -se lee en "Mi Lucha"- de la necesidad del propio pueblo la justificación moral de adquirir posesión sobre tierras en el extranjero". En esta declaración se delata el alma atormentada. Hay, pues, dos elementos de su alma proyectados en esta declaración programática: una identificación y una venganza (compulsión de vengar).

La identificación, aquí proyectada, es lo opuesto a una existencia auténtica, propia de quien tiene conciencia de ser "si mismo", siendo "con" los otros, "los-tú" interlocutores todos en una relación de semejantes que se reconocen en su identidad personal. No, la identificación de Hitler es más bien el anhelo de ser "uno en los otros", y renunciar a ser "si mismo" para ser "uno en un todo" de desdibujadas individualidades; es la vehemente necesidad de identificación con algo ajeno al propio si mismo, en este caso, con el pueblo alemán, con "lo germánico".

Esta vehemente necesidad pone de manifiesto, por un lado, la añoranza de un paraíso perdido. Se trata, pues, de un estado de regresión psicológica al estadio primitivo o de simbiosis del bebé con los suyos, papá y mamá, pero, fundamentalmente, con mamá.

Si se da la regresión es porque no se ha superado esta fase de la vida, sea porque se ha vivido traumáticamente, sea porque no se ha vivido semejantes vínculos afectivos entre el bebé y los padres. De ahí la necesidad de identificación y la vehemente necesidad de pertenencia, de alienación, con grupos anuladores de la individualidad, presente en algunos jóvenes y adultos

Asociado a la regresión al estadio primitivo y a la vehemente necesidad de alienación, de ser sintiéndose desdibujado en un todo o grupo, se presenta el sentimiento abismático (miedo a la libertad) que aparecen en algunas personas, en quienes no han superado aquella relación primitiva de simbiosis y a quienes les atrapa el miedo de afrontar su propio drama existencial.

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