Que una depuradora como la de Buelna lleve años sin funcionar y nadie se ocupe de ella demuestra la dejadez y la inoperancia de las autoridades a las que compete, en este caso las del Ayuntamiento de Llanes. Que tenga que ser la sociedad civil, a través de un grupo ecologista, la que se movilice para conseguir que se abra una investigación demuestra el abandono y el desinterés de las autoridades a las que compete, en este caso las de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. Que, a pesar de las denuncias, miren hacia otro lado los mismos que presumen de que Asturias es el lugar de España con más territorio protegido -sobre el papel, claro, porque en realidad todo es una gran mentira- demuestra la negligencia y la incuria de las autoridades a las que compete el medio ambiente, en este caso las del Gobierno del Principado. ¡Y todo ello después de gastar 1,2 millones! El reino de la indolencia.