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Ramón Díaz

Orientalia

Ramón Díaz

Ponga, la última frontera

Ponga debe abrirse al mundo y superar de una vez por todas el victimismo que lo atenaza. Es verdad que las malas artes políticas llevaron la salida a Castilla por el puerto del Pontón, en vez de por el de Ventaniella, que era la solución más lógica y barata, dejando a Ponga aislada. Pero eso ocurrió hace más de un siglo. Hay que pasar página. Quizá por ese mismo victimismo Ponga se opuso a la IGP del queso de los Beyos, e incluso a que esa denominación fuera utilizada en Amieva y Sajambre, al considerarla únicamente suya. Pero, a la vez que se negaba a los vecinos el nombre, tampoco surgían queserías en Ponga, por lo que la postura local, de haber triunfado, hubiera significado la extinción de esa joya gastronómica. Hay que superar el localismo. Ponga tiene argumentos de sobra para triunfar. Es el último paraíso virgen de la comarca, la última frontera. Y eso vende hoy más que cualquier otra cosa. Sólo hace falta saber venderlo. A ello.

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