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Con sabor a guindas

Chemo

Pienso que siempre se debe de encontrar un momento para la amistad del recuerdo. Sean bienvenidos en especial cuando son destilados en favor de las personas que nos ofrecieron su afecto. Luego, cuando el destino los aparte de nuestro lado, la oración, bañada por las lágrimas, se hace presente desde la tierra a las alturas. Es la ley marcada por nuestra existencia. Ocurre cuando se nos escapa el tiempo de la vida y, en ocasiones, deja nuestras palabras desnudas de ilusiones a las que estamos obligados de ofrecerles esperanza.

Ante ello, que hermoso pensamiento es el de la amistad, que se hace sentimiento en recuerdo del amigo perdido. Les estoy hablando de Anselmo Carrera de Caso, que tuvo en su trabajo de radio y televisión sin olvidarse de algún ensayo en el cine, el ideal de su pensar. Voz e imagen de su profesión, vocación que ejercía, en cuerpo y alma, en un cuidado protocolo, que él disfrutaba, y que estaba siempre presente en la senda de sus relaciones públicas que supo cultivar en su diario vivir. Así lo estimaron sus compañeros de la Cadena Ser, venidos de diferentes lugares de España, que en unión de los componentes de la tertulia de Tagca, y de otros amigos y sus esposas, acompañaron a su familia para ofrecérseles, en su honor, un sencillo, sincero y emotivo homenaje póstumo. Se cruzaron cariñosas palabras y cuando todo esto sucede, cuando los amigos nos dejan, dentro del dolor, y tras su falta es hermoso, como digo, que aparezca el recuerdo como siembra continuada. Hablo del recuerdo como testimonio vivo del que el pasado se haga presencia. Por ello, todas estas etapas se hacen multitud en el archivo de la memoria, que las deja ir y venir sin señales de tráfico que las detenga. Son como aves viajeras que, en descanso y marcha, hacen parada y fonda de nuestra actividad permanente.

Así las cosas, cuando por el espejo retrovisor de la vida se asoman estos recuerdos acaban siendo amores eternos que solemos llevar con acertada paciencia y serenidad ante la falta de seres queridos, familiares y amigos, a los que seguimos ofreciendo en la distancia lo mejor de nuestro cariño amistad y afecto.

Lo ameno de la convivencia, en conversación compartida, hizo que el reloj avanzase y sin darnos cuenta, sobre las sombras de la noche, que ya madrugada, el eco de la voz y de la imagen del amigo Chemo seguía viva en nuestro regreso desde Llanes a Ribadesella.

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