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Arquitecta

Hacia un nuevo modelo urbanístico

El cambio desde el planeamiento reglado al planeamiento participativo en el Plan General de Ordenación de Llanes

Hablar de urbanismo es hablar de política territorial y urbana. Más allá de intereses particulares, supone calidad de vida, productividad, competitividad y desarrollo para un territorio. Por tanto, que un municipio se encuentre sin un Plan General de Ordenación (PGO), en vigor, supone un verdadero drama, que nos afecta a todos los ciudadanos. Sin reglas no hay democracia urbana.

La aprobación de un instrumento "jurídico" como es el Planeamiento, se ha convertido en un fin en sí mismo. Los planes podrán ser legales, pero pueden llegar a ser un despropósito, desde una perspectiva territorial y urbana. Y los perjudicados, en último término, resultamos ser los ciudadanos, por ser el territorio el medio en el vivimos, soñamos, compartimos y desarrollamos nuestras actividades.

El concejo de Llanes se encuentra atrapado en un modelo de planificación conjunta: urbanística, ambiental y cultural más que agotado. Hace aguas por todas partes. La inestabilidad del planeamiento en el municipio, padecida durante casi un cuarto de siglo, se puede ver agravada, por la aplicación de la actual legislación urbanística asturiana, concretamente por reglamento (ROTU) de la ley del suelo asturiana (TROTU), exageradamente pormenorizado, Nos encontramos en un escenario en el que un planeamiento, objeto de reiteradas anulaciones por los tribunales, debe tramitarse "desde cero", en un marco legal excesivamente rígido, que puede desembocar en una nueva anulación.

Nuestro marco legal, que deriva de la Ley del Suelo de 1956, ha evolucionado hacia la rigidez, cuando vivimos en una sociedad cada vez más compleja, que requeriría de un marco más flexible. Esta situación coloca al planeamiento urbanístico en una posición de vulnerabilidad, de modo que el cumplimiento escrupuloso en todos sus extremos, de la legislación urbanística vigente, resulta una tarea prácticamente imposible. Otra debilidad deriva de la pérdida de autonomía de los Planes Generales de Ordenación, que han pasado de considerarse la cúspide de la ordenación, a estar subordinados a la legislación sectorial, anteponiendo las visiones parciales, a las globales.

A todo esto se debe añadir, que la aprobación del planeamiento requiere de la aprobación de las corporaciones municipales, en pleno y por mayoría absoluta, en un marco jurídico que, cuando fue legislado, se ponía en manos del bipartidismo (mayorías absolutas). Es una obviedad, pero a veces viene bien dejarlo por escrito: el cambio político actual es el pacto y el consenso.

En este marco y ante la situación urbanística de Llanes, el pasado octubre, un grupo de profesionales, presentamos un documento denominado Estrategia general de redacción, tramitación y aprobación del Plan General de Ordenación (PGO) de Llanes, con el fin de ilustrar al Ayuntamiento la toma de decisiones al respecto de su planeamiento.

Entre otras muchas cosas, en este documento (ver en, www.coaa.es) decíamos que los objetivos imprescindibles para acometer el planeamiento de Llanes "partiendo de cero" eran:

1. Anulación del actual Documento de Aprobación Inicial y, aprovechando el trabajo disponible, elaboración de un nuevo PGO, una vez cerrado administrativamente el proceso anterior.

2. Establecimiento de una estrategia, (hoja de ruta), que evite caer en los errores del pasado, es decir, la anulación reiterada del planeamiento.

3. Que la corporación municipal considere una prioridad responder, con la implicación de la sociedad civil de Llanes, a la cuestión urbanística. El Ayuntamiento ha avanzado en el primero. De los otros, nada sabemos.

Hoy se celebra en Llanes una jornada relativa al urbanismo y la arquitectura y creemos pertinente aportar algunas notas de nuestro trabajo. Hay que pensar en desagregar el Plan General "enciclopédico", creando una prelación de documentos de desarrollo susceptibles de vivir o morir por separado. El PGO debería, ocuparse de las cuestiones generales; con rigor, pero en tiempos razonables, con el ritmo que debe de corresponder a los documentos de consenso colectivo, pero sin paralizar toda la vida urbanística municipal durante años, que es lo que ahora está ocurriendo. Desde esta perspectiva se deben definir los contenidos mínimos del PGO, necesarios para poder caminar en el futuro con planes de desarrollo y proyectos urbanos. En ese marco, habrá que conseguir también, que las decisiones judiciales muchas veces abocadas a un todo o nada, se acompasen a una realidad compleja que exige discernir el todo de las partes.

El reto de Llanes pasa por reconocer los valores que dan identidad al municipio. El conflicto del urbanismo de Llanes tiene que ver con las claves de su prosperidad y la necesidad de compatibilizar un entorno natural privilegiado, con las pulsiones de un modelo turístico que tiende a ser su mayor depredador. Un conflicto agravado por el marco legal que, ni entiende la complejidad del territorio rural, ni aborda el fenómeno de la población estacional, difícilmente asimilable al de la población residente.

En el contexto actual, hay una herramienta imprescindible para abordar el Plan que es la complicidad de la ciudadanía, que en última instancia, es la que tiene los derechos. Ya no se puede redactar ningún planeamiento urbanístico, sin contar con todos los agentes que participan del territorio, más allá de las administraciones. Se trata de una nueva manera de abordar el planeamiento y la ordenación territorial. Porque, en definitiva, en entornos que cada vez serán más complejos, llenos de incertidumbres y volatilidad, sin la participación de todos no habrá manera de legitimar las decisiones que deben ser consensuadas y refrendadas por nuestros representantes políticos. Y, por lo tanto: ¿Qué debe ser, si no, el Plan General de Ordenación de Llanes?

Firman este escrito, junto a Sonia Puente Landázuri, Marcos de Balbín Pacios, arquitecto; Víctor García Oviedo, arquitecto; Juan Enrique de Balbín Behrmann, arquitecto, y Luis Carlos Iglesias García de Vicuña, abogado.

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