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El Pistoju

El enigma de la vetusta Cánicas

Parragueses y cangueses piensan en rescatar la "foguera flotante"

Nunca antes se notó tanto la carencia de una albardilla pétrea que remataba una de las pequeñas columnas del recinto exterior de la iglesia parroquial Santa María de Cangas de Onís, colindante con la acera que da a la Avenida de Covadonga, principal arteria de la vetusta Cánicas. Es uno de los grandes enigmas por desvelar en el conjunto arquitectónico del bellísimo templo cangués, pues todos los demás pilares de mampostería ejecutados con piedra natural presentan ese singular remate artesanal. Parece que alguien la hizo "volar" de su tradicional aposento, aunque pocos ciudadanos se percataron de ello hasta ahora. La verdad, se echa en falta y más que nada por el conjunto monumental enclavado en pleno centro de la oficiosa capital de los Picos de Europa.

Marquesina. Nos cuentan que los vecinos de Villanueva, en Cangas de Onís, y Vega los Caseros, en Parres, están más contentos que unas castañuelas por la flamante marquesita que les acaban de instalar en la N-625. Al final lograron convencer a los responsables de Fomento, con ayuda de los alcaldes, para que atendiesen su antiquísima reivindicación en pro de la seguridad vial. Dicho esto y vista la unión desplegada entre esos ribereños pueblos vecinos, sólo separados por las aguas del páter Sella, algunos ya toman carrerilla intentando aunar esfuerzos con miras a recuperar en un futuro cercano la "foguera flotante" de San Pedro de Villanueva, una de las tradiciones más singulares y festivas de cuantas se celebraban en el Oriente.

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