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Con sabor a guindas

Es primavera

El deseo de que la estación sea cálida en tiempo y esperanza

Y al decir del refrán viejo, la sangre altera. Ante ello debemos mirarla con preocupación y prudencia a la vista de los imprevistos acontecimientos que nos esperan en esta agitada vida.

Recibida con nieve, llega de puntillas, sin ruido y en silencio. Me pregunto qué nos traerá la brisa de sus nuevos horizontes, acaso: pactos, nuevas elecciones, lágrimas, sonrisas, amores, desencantos o todo un abanico para dar aire a un futuro de esperanza que tanta felicidad nos hace.

Salgo a pasear. No hay nada como la libertad de la Naturaleza. Recibo la caricia de un sol tibio que agradezco que calienta la mañana de esta tierra nuestra, tan surtida en belleza, llena de verdes múltiples, valles, montañas, lagos, ríos y la larga línea de un mar que, en sus trescientos kilómetros de costa, baña su litoral.

Generosa esta Asturias única. Observo los campos sembrados de margaritas a millones que tienden su alfombra de colores a nuestros pies. A un paso, aún sobre las cumbres del Cuera, se ven nieves que con su gorro blanco abriga su cuerpo.

Abro mi paraguas ya que de vez en cuando se asoma un orbayu suave que juega con el sol y pone un arco iris sobre el cielo. Es una primavera que quiere agradar, pero no puede y lucha en busca de equilibrio y camina a la realidad, más que al suspenso. Ella desea aprobar la asignatura pendiente que el calendario le tiene encomendada.

El tiempo, como todo en el actual momento, es variable. Las veletas que marcan su rumbo, giran y giran con vientos cambiables que luchan por afrontar y marcar la ruta del mejor de los destinos. Se augura, a decir de los técnicos, una primavera cálida que está dispuesta a complacernos, dejando a un lado su carácter débil, y arrinconar, en estos prometedores meses a ese febrerillo loco de aguas y de nieves.

Este año fue madrugadora, para cuando nos levantamos la encontramos arreglada y compuesta para ofrecernos la promesa de un comportamiento acogedor y cálido.

Que el llanto de nubes abrileñas sea un orbayu tierno que alivie los árboles de hojas inquietas, de pétalos blancos, que anuncian cosechas. Por ello confío y espero una primavera sana de salud completa, de brisas de afecto y solidaridad que llevan mensajes de felicidad a refugiados tristes por tierras lejanas.

Es bueno que, entre todos, busquemos la verdad de la existencia de los problemas que nos rodean, para que el amor no se deje al olvido y se haga rutina y los silencios no se prolonguen en el tiempo.

Es época de insistir para que el eco de nuestras voces nos devuelva la mejor de sus respuestas sin ocultar las razones que esconden nuestros verdaderos sentimientos. Quizás el reposo de la Semana Santa sirva de ayuda.

Abramos la puerta para que salga la posible oscuridad que nos abruma y entre la luz y nos ofrezca su paz y su consuelo envuelta en ilusión y firme esperanza. Que así sea.

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