Decíamos ayer que las comisiones de fiestas realizan una labor impagable. Por eso es indecente que la Sociedad General de Autores de España (SGAE), por obra y gracia del PSOE y el PP, tenga vía libre para amenazar (con suspensiones de fiestas, por ejemplo) y tocar las narices a personas que trabajan de forma altruista, sin ánimo de lucro, en beneficio de la comunidad. Sería normal (en un país no bananero, claro) que pagaran derechos de autor las orquestas y grupos que se lucran interpretando composiciones ajenas. O quienes organizan conciertos y actuaciones de pago. O quienes se beneficien, del modo que sea, con obras de otros autores. Pero es inadmisible que las comisiones de fiestas se vean obligadas por una ley injusta a pagar semejante "impuesto". El futuro tampoco es demasiado halagüeño: entre los partidos emergentes, solo en Podemos ha habido cierto debate en torno a este asunto. Pero sin conclusiones, de momento.